(Vulgarmente Mina- moto Tomohisa). Nació en Yedo (hoy Tokio) en 1783 y murió en 1842. Su familia descendía de un valeroso guerrero de los Takeda, señores feudales de la provincia de Kai, y se hallaba desde hacía tiempo bajo la dependencia directa del gobierno de los shogunes Tokugawa. Nuestro autor formóse, pues, en un hogar acomodado, y cuando niño mostró un temperamento pendenciero, por lo que su padre, al reprenderle, solía decir que deseaba verle dócil y flexible como las ramas de los sauces. Andando el tiempo mejoró el carácter, y, una vez escritor, asumió el seudónimo de Ryūtei (literalmente «el pabellón de los sauces»), en memoria del deseo paterno. Estudió el «haikai» (género poético breve integrado por composiciones de diecisiete sílabas), la poesía satírica y la pintura, y frecuentó apasionadamente los, espectáculos del «kabuki» (teatro popular); dice incluso que sabía imitar muy bien a los actores más notables de la época.
Hacia los veinticuatro años empezó a componer cuentos y novelas de todas clases (de carácter histórico, amoroso, etc.), pero no obtuvo éxito alguno. A pesar de ello no desesperó, y siguió escribiendo; tal ocupación resultábale una especie de pasatiempo. Hasta 1821, con Ukiyo-gata Rokumal Byōbu (v.), no conoció el primer triunfo. Sin embargo, a la obra Nise Murasaki Inaka Genji (v.) se halla vinculada su fama, tan considerable que el mismo shogun Tokugawa Ienari (1773-1841) quiso leer la novela. Con todo, la censura gubernativa, por medio de Mizuno Tadakuni (1794 – 1851), condenó el texto, cuyo autor difícilmente consiguió evitar una pena corporal. Parece haber enfermado y muerto a causa del consiguiente disgusto; algunos, empero, dicen que se suicidó amargado por el silencio que dispensaron las autoridades a una instancia referente a la condena de su obra.
Ryūtei Tanehiko, en verdad, no puede ser considerado un gran escritor; pero su lenguaje es fluido y aparece libre de la influencia de la literatura china tan evidente en Bakin y Kyōden. Su estilo recuerda el de los dramas del «kabuki» y del «,jōruri» (teatro de marionetas), cuyos argumentos, hábilmente refundidos, adaptó y trasladó a sus narraciones. Puede considerársele precursor de la novela popular.
Y. Kawamura