Nació en Guarda alrededor de 1440 y murió en fecha incierta, quizá entre 1519 y 1521. De ilustre familia de origen aragonés, fue el tercero de los hijos del escudero Lopo Fernandes de Pina. Hombre culto y brillante diplomático, tomó parte como secretario en varias embajadas: tres en Castilla, de las cuales la más conocida es la capitaneada por el barón de Alvito en 1483 y una en Roma, cerca de Inocencio VIII, para felicitarle, dirigida por dom Pedro de Noronha en 1497. En este mismo año, João II le encargó que escribiera la crónica del reino y le asignó un estipendio anual de 9600 reales, más otros 6000 para la manutención. Dom Manuel I le aumentó los emolumentos y le nombró cronista oficial del reino y conservador jefe del archivo nacional de la Torre do Tombo, como sucesor del dimisionario Vasco Fernandes de Lucena.
Conservó el puesto hasta su muerte, en que le sucedió su hijo Fernão, y fue siempre cortesano estimado e influyente, y hasta temido, cuando Alfonso de Alburquerque (v.), el gran virrey de las Indias, trató de tenerlo como amigo y obligarle a que le recordara en sus crónicas mediante donativos de piedras preciosas. Fue acusado por Damião de Torres y por otros muchos hasta nuestros días de haber sacado provecho, y después destruido, o de haber cambiado solamente el estilo de las crónicas de Fernão Lopes (v.) y de Gomes Eannes de Zurara (v.). Tal intervención está probada, por lo demás; pero hubo por parte suya menos fraude de lo que parece, dados los usos de la época. Sea como fuere, escribió las Crónicas (v.) de Sancho I, Alfonso II, Sancho II, Alfonso III, Dinis, Alfonso IV, Diarte, Alfonso V y João II.
Completamente suyas son con toda seguridad las dos últimas. Pero las más célebres son las de Sancho I (Crónica do muito alto e esclarecido príncipe D. Sancho I, segundo rei de Portugal) y la de Alfonso II (Crónica do muito alto e esclarecido príncipe D. Affonso II, tercio rei de Portugal). Su estilo es generalmente sencillo y descarnado, aunque algunas veces se dejara llevar a exhibiciones eruditas o literarias, y reveló el cambio de los tiempos y la nueva importancia del rey después del advenimiento de la monarquía absoluta con João II.
L. Panarese