Nació el 10 de marzo de 1727 en París, donde murió el 18 del mismo mes de 1781. Fue uno de los gobernantes franceses más representativos de la segunda mitad del siglo XVIII, y el que se consagró más a fondo a una concreta reforma económica y social. Luego de haberse afianzado brillantemente en la Sorbo- na, abandonó (1751) la carrera eclesiástica, a la cual se viera inclinado, y orientóse hacia la administrativa. Colaboró con un grupo de enciclopedistas, y escribió diversos artículos para’ la gran Enciclopedia (v.); se relacionó, además, con los fisiócratas, y singularmente con su jefe, Quesnay (v.), y ello aun cuando no compartiera por completo el riguroso «esprit de système» de tales economistas.
Una gran libertad, en efecto, lo mantuvo apartado de cualquier sistema esquemático abstracto; sus reformas, aun cuando inspiradas en las premisas de la fisiocracia, no quedaron, empero, encerradas en tales límites. Intendente real de Limoges —de 1761 a 1774—, adquirió un conocimiento preciso de las exigencias económicas de la región, cuyas condiciones mejoró a través de una serie de audaces y adecuadas medidas, en las cuales quedaron comprendidas la abolición de los «corvées» (v. Edicto del rey para la supresión de los «corvées») y la sustitución de las mismas por prestaciones monetarias, que procuró distribuir con la mayor ecuanimidad. Al mismo tiempo, favoreció las comunicaciones, la instrucción y el desarrollo agrícola c industrial, y llevó a cabo una intensa labor de socorro con motivo de las graves penurias de 1770 y 1771.
La capacidad con que desempeñó su cargo le valió, en agosto de 1774, el nombramiento de ministro de Hacienda del nuevo monarca, Luis XVI, dignidad que conservó hasta el mes de mayo de 1776. En el curso de estos dos años entregóse resueltamente a la ardua misión de la reorganización administrativa y del fortalecimiento del crédito público; proclamó la libertad de comercio del trigo, uno de los puntos fundamentales del programa de los fisiócratas; suprimió los gremios y luchó con dura intransigencia contra las sinecuras de los nobles y los abusos de la administración.
Todo ello provocó violentas reacciones, tanto por parte del pueblo, que atribuía a la supresión de los impedimentos comerciales una acusada subida de los precios de los productos agrícolas, como del lado de los intereses perjudicados. La caída de Turgot, en efecto, se hizo inevitable en 1776, y fue un acontecimiento fatal para la evolución sucesiva de la situación política, que dio lugar a la Revolución. Los principales textos del ilustre economista son: El elogio de Gournay (1759, v.), Reflexiones sobre la formación y la distribución de las riquezas (1766, v.) y Lettres sur la liberté du commerce des grains (1770). En 1882 fue publicada la Correspondencia de Condorcet y de Turgot (v.).
F. Caffé