Poeta canadiense de lengua francesa. Nació en Lotbinière el 5 de enero de 1837, murió en Saint-Jean-Deschaillons (provincia de Québec) el 11 de jimio de 1918. Después de cursar estudios en el seminario de Quebec, abandonó la Teología y estudió Leyes. Nombrado en 1867 bibliotecario en el Parlamento canadiense, llevó, hasta su jubilación en 1892, una vida de modesto funcionario, regular, sin acontecimientos. En su juventud frecuentó el cenáculo literario presidido por Octave Crémazie, y se relacionó con los animadores del movimiento romántico canadiense; bajo esta influencia publicó sus primeros poemas, Essais poétiques (1865), tentativa de epopeya nacional en verso, dentro del cuadro histórico de la guerra franco-iroquesa.
Lo mejor de esta obra son sin duda las evocaciones de la vida campestre, sus descripciones de una naturaleza apacible y familiar. Lemay no tardó en darse cuenta de que estaba poco dotado para la poesía épica. A partir de entonces, consciente de sus límites y sometiéndose a ellos de buen grado, se convirtió en el poeta de la vida cotidiana, con lo que prestó un servicio decisivo a la poesía canadiense, amenazada en aquella época por las trampas de la grandilocuencia. La influencia parnasiana le inclinó, en Goutteletes (1904), a adoptar el soneto y a preocuparse por la perfección formal, gracias a lo cual su obra se destaca de la de los poetas canadienses de su tiempo (v. Poesías). Sus novelas de folletín, Le Pélerin de Sainte-Anne (1877), Piconnoc – le – Maudit (1878), L’Affaire Sougraine (1884), etc., obtuvieron también un buen éxito.