Nació en Nápoles el 19 de agosto de 1686 y murió en la misma ciudad en febrero de 1766. Hijo de un librero, estudió en el Conservatorio de los Pobres de Nápoles. Su primera ópera fue Agripina (1708), escrita para la fiesta onomástica de Carlos III de España. Convertido en maestro de capilla del príncipe de Darmstadt, se dedicó íntegramente a la doble misión de profesor y de compositor, sobresaliendo de tal manera en ambas que un crítico italiano ha podido fácilmente definirlo como «el mejor maestro de canto de los compositores y el mejor compositor de los maestros de canto». Entre sus discípulos figuraron los célebres Caffarelli y Farinelli y el mismo Metastasio. Maestro en el Conservatorio de San Onofre de Nápoles de 1715 a 1722, escribió aquellos años, entre otras, una Berenice (en colaboración con Domenico Scarlatti), un Temistocle y un Faramondo, todos perdidos. Con texto de Metastasio son las dos serenatas Angélica (1720) y Gli orti esperidi (1721). Después de 1725, encontramos a Porpora actuando en la alta Italia, con residencia durante cierto tiempo en Venecia, de cuyo Hospital de los Incurables había sido nombrado maestro.
De aquellos años son Didone abbandonata (1725), Siface (1725), Siroe re di Persia (1727), Ezio (1727) y Semiramide riconosciuta (1729), todas con texto de Metastasio, así como doce Cantate para solista, publicadas más tarde en Londres, en 1735. Después de haber disputado en vano a Lotti el puesto de maestro de capilla de San Marcos, fue llamado Porpora a Londres para luchar allí con la preeminencia y la popularidad de Händel. La elección de Porpora había sido determinada por su excepcional cultura, su conocimiento perfecto de la lengua y su formidable técnica, que le permitía aprovechar todas las posibilidades instrumentales de la voz humana. Pero Porpora poseía además altas cualidades expresivas, aunque no dramáticas, que animaban al canto con una vibrante y sentida emoción. Debutó en Londres con Arianna a Nasso (1733), a la que siguieron Enea nél Lazio (1734), Polifemo, Ifigenia in Aulide (1735), todas con libreto de Rolli, como Davide e Betsabea (1734), con el que Porpora intentó en vano combatir con Händel en el campo del oratorio. Con Mitridate (1736, v.), ópera nueva, totalmente distinta de la homónima escrita en 1730 en Roma, terminó Porpora su experiencia londinense; el mismo año regresó a Venecia y recobró su puesto en los Incurables, que abandonó en 1739 por el Conservatorio de Santa María de Loreto de Nápoles, donde enseñó hasta 1741, y luego, nuevamente, de 1758 a 1761.
En el período intermedio estuvo otra vez en Venecia, donde representó Statira (1742), y marchó después a Dresde, como maestro de canto de la princesa María Antonia. En 1747 representó allí Filandro, bajo la dirección de Hasse. Pero pronto estalló la rivalidad entre los dos compositores, y Porpora se vio obligado a abandonar Dresde, aun con todo honor (1752). Marchó a Viena, donde encontró a Haydn (al que dio algunas lecciones) hasta que se decidió a regresar a Nápoles, donde fue nombrado director del Conservatorio de San Onofre. Dejó la enseñanza pública en 1761. Vivió sus últimos años en una extrema indigencia, tanto que sus amigos hubieron de hacer una suscripción para pagar los gastos del entierro.
C. Marinelli