Nació el 15 de junio de 1775 en Milán, murió en la misma ciudad el 5 de enero de 1821. Hijo de un empleado público, estudió en un colegio religioso de Monza, y después en Milán. A los dieciséis años fue enviado por su padre a Alemania, para que practicara la lengua y el comercio de este país; pero pronto hubo de reclamarlo a Italia, dado el género de vida libre a que se había dedicado allí. De nuevo en Milán, obtuvo un empleo en la Intendencia de Hacienda y de este tiempo datan sus primeros ensayos dramáticos. Pero como contenían peligrosas inclinaciones a ideologías republicanas, su padre lo alejó prudentemente de Milán enviándolo a Venecia (1798), donde repitió la galante experiencia de Alemania. Entre los veintiún años y los veinticinco se verifica la transformación de una juventud disipada en una madurez precoz.
Influyeron en el cambio sus ejercicios poéticos y su matrimonio con la acaudalada viuda de un ex ministro. Su obra inicial presenta formas locales y se expresa en el lenguaje dialectal. Única excepción quizá la constituye la Pirineide publicada en 1815 por su amigo T. Grossi (v.). No fue insensible a los ideales que difundía por entonces la cultura del Romanticismo. Porta veía las cosas con los ojos del hombre del pueblo y como un hombre del pueblo estaba dispuesto a conmover o a buscar la risa del vecino. Varios ilustres contemporáneos lo estimaron mucho: desde Foscolo hasta Manzoni y Stendhal. De su rica y variada producción poética son dignas de recuerdo las siguientes obras: Disgrazi de Giovannin Bongee, Fray Junípero (v.), La guerra de los curas (v.), Lament del Marchion di gamb avert, La Misa nueva (v.), La nomina del cappellan, El viagg de fraa Condutt, Pregarla (v.), La Ninetta del Verzee.
F. Giannesi