Escritor, político y diplomático argentino, nació en Montevideo en 1851, murió en Buenos Aires en 1905. Su personalidad política y literaria ha empañado la brillantez del recuerdo de su padre, Miguel Cané (1812-1863), novelista de mérito, cuya expatriación motivó el nacimiento del hijo en tierra uruguaya.
Estudió en el Colegio Nacional Argentino, y la evocación de estos años de mocedad fue el tema del mejor de sus trabajos, Juvenilia (1882, v.). No era un escritor de profesión; hombre culto, distinguido, temperamentalmente humorista y escéptico, va escribiendo sobre las impresiones de sus viajes, de los países donde reside debido a sus cargos diplomáticos, de los libros que lee, de los acontecimientos en que toma parte, y estas impresiones son las que se agrupan después para integrar la mayoría de sus libros, Juvenilia y En viaje (1884), principalmente.
Cursó los estudios de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, colaboró en La Tribuna y El Nacional, fue diputado (1875), ministro de su país en Colombia y Venezuela (1881), Austria (1883), alemania (1884) y España (1886), intendente municipal de Buenos Aires (1892), ministro de Relaciones Exteriores y del Interior con el presidente Sáenz Peña, embajador en Francia, senador y decano de la Facultad de Filosofía y Letras (1900).
Otros títulos de obras suyas son Charlas literarias (1885), Notas e impresiones (1901), Ensayos (1886) y Prosa ligera (1903). Buen conversador y hombre de gusto refinado, no intenta crear una obra literaria trascendente, pero su producción tiene la virtud de haber conservado para sus contemporáneos y las generaciones posteriores el espíritu y el ingenio del escritor y hombre de mundo que fue este autor.
J. Sapiña