Nació en 1894 y murió víctima de la tuberculosis en abril de 1924, en la isla de Prinkipo. Su vida fue una prolongada agonía, que pasó en la soledad y el aislamiento. De su existencia no dejó sino la huella de sus composiciones poéticas, tristemente elegiacas. De Zarifian conservamos dos volúmenes de versos: Cantes de paz y de tristeza (v.) y Cantos de vida y de muerte (1922). El sentimiento del amor, el de la naturaleza, y la idea de la muerte, íntimamente unidos y vinculados a una sensibilidad «crepuscular», son los motivos fundamentales de los que fluye límpida y espontánea la lírica subjetiva de Zarifian melancólica y triste como la voz angustiada de un moribundo que espera que «la muerte acabe de cavarle la fosa».
G. Bolognesi