Nació en Milán el 20 de junio de 1862 y murió en Varese el 31 de enero de 1929, hijo del poeta Emilio (v.), que fue exponente de la «Scapigliatura» milanesa. No se encuentra en él ninguno de los elementos artísticos y espirituales paternos y hasta su primera orientación — estudió Contabilidad — parecía señalarle un porvenir burgués. Pero aficionado al teatro, un primer éxito alcanzado con el drama en un acto L’amico le indujo a continuar este camino que culminó con las obras Le vergini (1889) y La mujer ideal (1890, v.), representada por Eleonora Duse y que había de ser la más importante de sus obras. En la primera, presenta Praga la ambigua y elástica virginidad de las muchachas burguesas. En la segunda, que ha sido comparada con la Parisiense (v.) de Henri Becque por la semejanza de algunas escenas, se representa la dignidad burguesa de la protagonista que, situada entre su marido y su amante, se maneja con gran habilidad para defender su tranquilidad y su bienestar.
Praga forma parte de un grupo de comediógrafos afectos al naturalismo, aunque más bien podría hablarse de un realismo burgués, moralmente atento al mundo y a convenciones llamadas precisamente burguesas. La producción de Praga, que comprende también novelas y relatos de escaso valor (La biondina, Storie di palcoscenico, Anime a nudo) prosiguió con Alleluja (1892), II bell’Apolo (1893), L’Ondina (1903), La crisis (1904, v.), La puerta cerrada (1913, v.). Deben recordarse también de él los diez volúmenes de las Cro- nache Teatrali (1919-28), su larga presidencia de la Sociedad de Autores y una breve tentativa de dirección de una compañía teatral.
R. Rébora