Magno Félix Ennodio

Nació en 473 ó 474 en la Galia, probablemente en Arlés, y murió en Pavía el 17 de julio de 517. Hijo de una familia noble, quedó huérfano todavía muy joven y fue educado por una tía paterna en una ciudad de la Galia Cisalpina, posi­blemente Pavía.

Sin embargo, cuando sólo contaba dieciséis años la muerte arrebatóle también a esta protectora y segunda ma­dre, y le dejó, como él mismo dice, «pobre de bienes y ayuno de consejo». Para salir de su indigencia material, el muchacho pidió a una rica y noble matrona la mano de su hija Speciosa (?), todavía niña; satis­fecha la petición, sus condiciones cambia­ron.

Con todo, no debió de hallar quien su­piera, con bastante autoridad, suplir su falta de «consejo», y así la juventud de Ennodio expe­rimentó una crisis moral, sobre la que, sin embargo, nada cierto puede afirmarse. Como hechos seguros están el abandono de la jo­ven a quien se había prometido, y gracias a la cual «pasara de mendigo a rey», y la solicitud de ser admitido, sin cambiar de conducta, en el clero de Pavía, que le fue otorgada por Epifanio, obispo de esta ciudad.

Desde Pavía marchó a Milán, donde el obispo Lorenzo le ordenó diácono hacia el 502. Su formación cultural, que le per­mitió actuar también como preceptor, su talento y una capacidad política particular debieron proporcionarle notoriedad; y así, en 499 se hallaba en una posición tal que pudo obtener del obispo Lorenzo, con su garantía, la entrega de un préstamo pecu­niario al pontífice Símaco en ocasión de su visita a Teodorico, en Ravena, relacionada con el litigio contra el antipapa Lorenzo, diácono de Roma.

Se ganó también la con­fianza del mismo papa, quien a través de sus cartas le concedió plenos poderes para discutir acerca de la citada controversia en la corte de Teodorico. En el año 502, Ennodio se hallaba en Roma con el obispo de Milán, Lorenzo, para asistir al concilio (Synodus Palmaris), donde Símaco obtuvo la victoria sobre el antipapa; dado que las decisiones conciliares provocaron algunas reacciones entre los partidarios de éste, dirigió contra ellos desde Milán el Libelo en favor del Concilio.

Por su prestigio fue escogido para la redacción del Panegírico de Teodorico (v.), reconocimiento debido no sólo a su colaboración en la lucha contra el antipapa, sino también a su genio literario, en el que, según la moda del tiempo, destacaba más bien por las características formales que por el contenido (v. Poesías, Himnos, Dic­ciones, Epístolas). En 511 una grave enfer­medad puso en peligro su vida; recobrada la salud, llevó una existencia más tran­quila, de la cual dio gracias a Dios en su Poema de gratitud [Eucharisticum de vita sua].

En 515 llegó a obispo de Pavía y, en calidad de tal, fue por dos veces legado pontificio en Constantinopla, ante el empe­rador Anastasio, para la solución de las divergencias con la Iglesia oriental, objetivo que no logró alcanzar. Su cuerpo, enterrado primeramente en San Víctor, lo fue des­pués en la basílica de San Miguel de Pavía.

G. Lazzati