(Jeanne-Manon-Phli- pon). Nació el 17 de marzo de 1754 en París, donde murió el 9 de noviembre de 1793. Hija de un grabador y formada en un ambiente acomodado, recibió una educación libre y sincera; Plutarco y Rousseau nutrieron su espíritu, abierto con entusiasmo a las nuevas ideas y a las esperanzas más vivas del siglo. La libertad fue su ideal ferviente y severo, y la conciencia del arte hizo más amable su noble espíritu. A los veintiséis años contrajo matrimonio con Roland de la Platiére, veinte años mayor que ella, del cual habría de ser la dulce y fiel compañera, incluso a través de las pasiones que despertó entre sus amigos. Sólo Buzot, diputado del Tercero de los Estados Generales, llegó verdaderamente a su corazón; tal relación, empero, parece haber sido siempre platónica.
En Amiens y Lyon, donde en 1784 su esposo era inspector general de las manufacturas, actuó como valiosa colaboradora de éste.- En París,, y a partir de 1791, su tertulia fue el centro de los «patriotas», y ella misma sería la «Egeria de la Gironda». A través de su marido orientó durante algún tiempo, en 1792, el ministerio del Interior. El final de la monarquía y la hecatombe de septiembre la hicieron adversaria de los jacobinos; y así, marchó serena en pos del destino tras la caída de su partido. Encarcelada el 1.° de junio de 1793, su figura, humana y heroica, irguióse consoladora entre los compañeros de la injusta condena. Sus últimas palabras — «¡Oh, libertad, cuántos crímenes se cometen en tu nombre!»— revelan todavía la bondadosa misión a la cual se entregara toda su vida, que entonces tan sencillamente ofrecía. Se comprende que el marido, aun cuando alejado del peligro, no quisiera sobreviviría. Durante el cautiverio escribió las famosas Memorias (primera ed. 1795, v.), a las cuales debe añadirse la correspondencia.
V. Lugli