(Jeanne-Marie Bouvier de la Motte). Nació el 13 de abril de 1648 en Montargis (Loiret), murió el 9 de junio de 1717 en Blois. Esta burguesa que debía desempeñar un gran papel en las querellas teológicas del siglo XVIII, mostró desde muy joven una fuerte inclinación hacia la vida religiosa, pero su familia se opuso a su profesión. Alimentada en los textos de San Francisco de Sales y de Santa Juana de Chantai, pero al mismo tiempo gran lectora de novelas, mezclaba lo novelesco a lo religioso y pronto dio muestras de una piedad exagerada; imponías sufrimientos, penitencias y cilicios y llegó a renunciar a las indulgencias para así padecer más tiempo las penas del Purgatorio. Su director, el padre La Combe, la inició en las doctrinas del sacerdote español Miguel de Molinos, quien en su Guía espiritual (v.) publicada en 1675 y que debía ser condenada en 1691, enseñaba el «puro amor» o quietismo, es decir, la inacción total del alma ante Dios, la pérdida de cualquier deseo, aun el de la salvación personal y de cualquier temor, incluso el del Infierno, de manera que la práctica de las buenas obras y de los sacramentos llegaba a ser casi indiferente.
Al quedar viuda a los veintiocho años, madame G. creyó recibir la misión de convertir a los herejes, abandonó a sus hijos y sus bienes en 1680, se marchó a Ginebra, donde se indispuso con el obispo, y recorrió el Piamonte y el Delfinado predicando su doctrina y difundiéndola con abundantes escritos espirituales de un estilo confuso, pesado y a menudo de mal gusto, entre los cuales cabe citar Les torrents spirituels y Moyen court et très facile de faire oraison. Tras cinco años de viajes, se estableció en París, donde por su piedad y sus irreprochables costumbres ganó rápidamente adeptos de importancia a su doctrina del amor puro, entre ellos a madame de Maintenon y sobre todo a Fénelon. Las autoridades eclesiásticas — entre ellas Bossuet — no tardaron en denunciar y perseguir la doctrina y la persona de madame G., la cual fue encerrada primero en un convento, luego en la Bastilla y en Vincennes. A partir de aquel momento la querella sobre el quietismo se centra en Fénelon y madame G. pasa a ocupar un lugar secundario. Puesta en libertad después de seis años de reclusión fue confinada en Diziers, cerca de Blois, en donde terminó sus días, ocupada en obras de piedad y caridad.