Nació en marzo de 1634 en París, donde murió el 25 de mayo de 1693. Hija de una familia perteneciente a la nobleza militar, Marie Magdeleine Pioche de la Vergne recibió una educación extremadamente refinada. Junto con Madame de Sévigné, fue alumna del padre Rapin (v.) y de Ménage (v.), quien, enamorado de su discípula, dedicóle numerosas poesías. En 1655, a los veintiún años, contrajo matrimonio con François Matier, conde de La Fayette; luego de algunas estancias en las tierras de su esposo, en Auvernia, volvió a París, donde en adelante viviría sola. Se ignoran las razones de tal separación. Mme. de La Fayette tuvo dos hijos, uno abate y el otro militar. Situada en el ambiente de las «.Preciosas» (en el cual llevó el seudónimo de Féliciane), conoció a la mayor parte de los grandes ingenios de su tiempo, y sobre todo a La Rochefoucauld, La Fontaine, Boussuet, el gran Condé y Mme. de Sévigné, con la que, por el segundo matrimonio de su madre, había emparentado.
Tuvo con François de La Rochefoucauld, el autor de las Máximas (v.), una larga relación, de la cual se ignora si debió de ser amorosa o bien de mera amistad. Mme. de La Fayette fue también amiga y confidente de Enriqueta de Inglaterra, esposa del duque de Orleáns y cuñada de Luis XIV; y, casi al dictado de esta princesa, escribió una buena parte de su Histoire d’Henriette d’Angleterre. A pesar de tal amistad y de su correspondencia con la duquesa de Saboya y con Louvois, ministro de Luis XIV, nuestra autora no tuvo intervención ni relaciones directas con la corte. Por lo demás, sus amigos se hallaban, generalmente, en la oposición; y si un buen día Mme. de La Fayette fue recibida con particular favor por Luis XIV debióse ello sin duda únicamente al interés del rey en manifestarle su reconocimiento por el afecto con el cual rodeara a Enriqueta. Además de la citada Histoire d’Henriette d’Angleterre se le deben Lettres, Portraits, el cuento La comtesse de Tende y tres novelas: La princesse de Montpellier (1662), Zaïde (1670) y la célebre La princesa de Cléves (1678, v.).
En la época de la autora las obras de este género narrativo resultaban extravagantes y llenas de aventuras y carecían de toda relación con la realidad (v. La Astrea, Cíelia y Cleopatra). En Zaide, Mme. de La Fayette recurre todavía a los elementos accesorios de ritual: desiertos, naufragios y bellas ahogadas en traje de corte. Sin embargo, los sentimientos aparecen ya más verdaderos, y abundan las sentencias morales. La princesse de Cléves rompe definitivamente con la literatura contemporánea e introduce nuevos matices. En tal obra las aventuras no cuentan; sólo registra el proceso de una pasión, con sus contradicciones, dudas y avances o retrocesos. El sentimiento amoroso está descrito con suma delicadeza; nos hallamos en la más serena intimidad de un corazón. Con todo, el análisis de las pasiones tiende en Mme. de La Fayette a una finalidad: su elevación a una vida ideal en la conciencia de una mujer. Por la novedad del motivo y del tono nuestra autora abrió, con tal obra, nuevos caminos a la novela francesa. Su influencia se hizo sentir ya a raíz de su aparición, pero jamás fue tan intensa como en nuestros días.
A Mme. de La Fayette se debe la afición a las novelas esquemáticas, rápidas, sobrias y limitadas a la historia íntima de una pasión, últimamente, Marc Chadoume, escritor y profesor de francés en la Universidad de Connecticut, ha descubierto en los Estados Unidos, en su doble edición original, una novela hasta ahora perdida de M. de La Fayette. Se titula Isabelle ou le Journal Amoureux d’Espagne y es una narración de amor e intriga que tiene por fondo la España de Felipe II.
F. Marceau