Nació en París el 25 de julio de 1839 y murió en la misma capital el 13 de febrero de 1898. Pertenecía a una familia originaria de la región limítrofe entre el Lenguadoc y la Gascuña. Manifestó desde los primeros años de estudio, y de un modo más decisivo en la École Normale Supérieure (donde ingresó el primero por orden de méritos en 1858), una singular plenitud de dotes y una clara rectitud de ánimo. Terminados los estudios en 1861, fue profesor en el Liceo de Niza y en 1864 en el de Douai. En este mismo año se presenta al concurso para «agregé» de Filosofia, consiguiendo el primer premio con mérito igual al de Fouillé. En 1869 pasa al Liceo de Versailles y en 1871 al de «Henri IV» de París. De este período es la publicación de La philosophie de Malebranche, obra en dos volúmenes en la que examina de un modo amplio y crítico la filosofía del gran oratoriano, y que le valió el reconocimiento de la Academia de Ciencias Morales y Políticas. El Essai sur la morale de Aristote y el estudio De la certidumbre moral (v.) aparecen cuando hacía años que enseñaba ya en la École Normale Supérieure, para cuyo cargo había sido nombrado en 1875.
La serie de estudios, los principales de los cuales son La philosophie et le temps présent (1890), El valor de la vida (1894, v.) y el póstumo La raison et le rationalisme (1906), señala el desarrollo de una meditación entendida de manera cristiana y filosóficamente honrada, a la que acompañan una viva atención a los problemas de su época. En Les sources de la paix intellectuelle (1892) y en Ce qu’on va chercher à Rome toma posición, en efecto en relación con los problemas candentes, relativos a la unidad espiritual basada en una pura convergencia pragmática y en el vínculo de los católicos con Roma. Católico convencido, había protestado públicamente, en 1882, contra la expulsión de los religiosos de Francia, lo que le costó una suspensión de un año en la enseñanza; por la misma razón que, consciente de la validez filosófica de su investigación inspirada y orientada en el cristianismo, rechazaba en 1894 un puesto en el Instituí porque le era ofrecido como moralista. Lo obtenía en 1897, y por la clase de Filosofía, sucediendo a Vacherot, del que nos ha dejado un rápido y apasionado perfil en E. Vacherot (1898). Todavía en la plenitud de sus fuerzas —y de una acción intensamente educativa en la familia y en la escuela, según atestigua Maurice Blondel, el primero de sus discípulos — murió a consecuencia de un ataque de apendicitis.
R. Crippa