Kaspar Friedrich Wolff

Nació en Berlín en 1733 y murió en San Petersburgo el 22 de febrero de 1794. Estudió Medicina en su ciudad natal, y luego en Halle, donde se graduó en 1759 con una tesis de embriolo­gía, materia que posteriormente permane­ció en el centro de sus intereses y de sus investigaciones científicas. Durante la gue­rra de los Siete Años ejerció la profesión médica en los lazaretos de Silesia. Más tar­de, la emperatriz Catalina de Rusia llamóle a San Petersburgo, donde terminó sus días. Con Malpig’hi y Harvey, que le precedie­ron en el siglo XVII, Wolff forma la gran trilogía de embriólogos de su tiempo; afir­mó, en su Teoría de la generación (1760, v.), que los órganos de las plantas (hojas, estípulas, raíces) nacen diferenciándose de un tejido originado en el extremo del tallo en crecimiento, denominado ápice vegeta­tivo o también punto de vegetación; tal principio ha llegado a ser fundamental en la embriología de los vegetales.

Wolff llamó «epi­génesis» a este proceso de nacimiento de los órganos, en cuanto engendrados sobre cual­quier cosa: desde el punto de vista morfo­lógico, el órgano que aparece no existía anteriormente ni tan sólo en un estado rudi­mentario. La teoría de la epigénesis, por lo tanto, se opone francamente a la de la «pre­formación» defendida por los contemporá­neos, y sobre todo por A. von Haller; según éste, dada la existencia de todas las partes del organismo ya en el huevo, resultaba científicamente más útil estudiar el ser adulto. Wolff se ocupó asimismo de la embrio­logía de la flor, y, posteriormente, estudió también la del gallo, y vinculó su nombre al descubrimiento de un órgano particular de­nominado precisamente «cuerpo de Wolff», originado en un tejido indiferenciado lla­mado riñón medio o «mesofrenos», que en algunos animales funciona a lo largo de toda la vida, pero es sólo transitorio en los ma­míferos.

Fundamentándose en cuanto ob­servara en las plantas, denominó «folículos germinativos» a los tejidos indiferenciados que aparecían en los embriones animales; tal nombre ha permanecido, y la teoría de los folículos germinativos fue luego desarrollada por Von Baer. Wolff precisó algunas observaciones anteriormente llevadas a cabo por Goethe en la flor, cuyas partes anató­micas juzgó sólo hojas modificadas. De 1768 es la obra De formatione intestinorum, y de 1789 la titulada Las funciones esenciales y peculiares de las sustancias vegetales y animales [Von der eigentümlichen und wesentlichen Krafi der vegetabilischen sowohl ais auch der animalischen Substanz], donde aparecen resumidas las ideas del autor.

E. Baldacci