Christian Wolff

Nació el 24 de enero de 1679     en Breslau, y murió el 9 de abril de 1754 en Halle. Se le debe la sistematización del racionalismo del siglo XVIII. Era hijo de un artesano, que sacrificóse para hacer es­tudiar al precoz y diligente muchacho. De la Teología y del Derecho natural pasó rá­pidamente a la Filosofía. Graduado en 1703 en Leipzig, fue llamado en 1706 a la Uni­versidad de Halle por recomendación de Leibniz. Su sistema de la reducción de la filosofía de este último a silogismos, y sin­gularmente el empleo de la lengua alemana, junto al latín, en sus obras, hicieron muy célebre y escuchado a Wolff, el cual, en reali­dad, es el creador del lenguaje filosófico alemán. Kant empezó como seguidor suyo, y a él se refiere cuando critica el «raciona­lismo dogmático» (leibniziano y cartesiano).

En el curso de su plácida existencia de pro­fesor conoció también, no obstante, un mo­mento de persecución: convencido por los teólogos pietistas del peligro que para la santidad del juramento y la disciplina mili­tar suponía el racionalismo de Wolff, el «rey sargento» Federico Guillermo I de Prusia expulsóle de manera infamante de sus es­tados (1723), a donde fue luego (tras dieci­siete años de enseñanza en Marburgo) invi­tado a regresar con todos los honores por Federico II, el monarca filósofo (1740). Más tarde llegó a canciller de la Universidad de Halle (1743) y a barón (1745). Viose llamado nuevamente a Marburgo, y hubo de recha­zar invitaciones de otras universidades no alemanas. Sus lecciones orales y escritas acabaron abarcando, gradual y sistemáti­camente, con artificiosa pedantería, luego proverbial, cuanto podía ser objeto de es­tudio; de la Teología, Fisiología y Mate­mática a la Estética, Economía y Metafí­sica, o sea cualquier disciplina «methodo scientifica (inicialmente había escrito “mathematica”) pertractata»; en alemán for­mulaba, mientras tanto, los Pensamientos razonables en torno a Dios, el mundo, el alma del hombre y todas las cosas en general (v.).

Aun cuando ello constituye el aspecto caduco de la actividad de Wolff y alejó en el curso de los últimos años a los discípulos de su enseñanza, es también cierto que el rigor de abstracción y formulación del razona­miento filosófico y científico alemán en ge­neral se remonta a él, a pesar del vacío de su tendencia inclinada a hacer superficial­mente racionales todas las ramas del saber. Del autor en cuestión cabe mencionar, ade­más, .el Derecho natural (v.).