Nació en Puy-en-Velay el 10 de junio de 1832 y murió en París el 12 de febrero de 1885. Hijo de un profesor provinciano que, angustiado por la miseria y la «mésentente» conyugal mostróse muy duro con él, Vallès creció casi abandonado a sí mismo, a pesar de lo cual manifestó muy pronto un vivo talento y una arrogante independencia de carácter. Tras los estudios secundarios, que llevó a cabo en Saint- Êtienne y Nantes, en 1849 marchó a París para preparar el ingreso en la École Normale Supérieure. Sin embargo, oprimido por la miseria y una invencible rebelión ante el espectáculo de la desigualdad social, renunció poco después a la realización de tal proyecto, entregóse a la actividad política y literaria, y vivió como auténtico bohemio hasta que logró llegar a secretario del periodista y crítico de literatura Gustave Planche, entonces muy de moda.
En 1856 publicó en Nantes su primera obra, L’argent, libelo violento con un tono parecido al de Balzac y dirigido contra el predominio brutal del dinero en el mundo moderno. Algo más tarde, la deslumbrante belleza de sus crónicas e impresiones de la vida real le valió el ingreso en el principal periódico de la época, Le Figaro. Así vivió hasta 1870, en una alternancia de períodos de bienestar económico, debidos a sus importantes colaboraciones, y momentos de negra miseria; esto último ocurría cuando la audacia social de sus artículos inducía a los directores de los grandes diarios parisienses a prescindir de sus servicios. Mientras tanto, fundó un periódico propio, violentamente revolucionario e incluso más bien libertario, La Rué, suspendido por la dictadura napoleónica poco después de su aparición. Al caer el Imperio participó activamente en la insurrección revolucionaria de la «Commune», y fue uno de los ministros del gobierno provisional de París.
Escapado por milagro a la detención y al fusilamiento, refugióse en Inglaterra, donde le llegó la herencia de un antiguo discípulo que, al morir sin parientes próximos, lególe un modesto patrimonio; ello le salvó, durante el resto de su existencia, de la miseria a la cual parecía condenado por su carácter intolerante. Vuelto a la patria con la amnistía de la Tercera República, reunió en tomos sus artículos sobre la vida parisiense, de la que trató generalmente los aspectos populares (El cuadro de París, v.; La Rué), y empezó a escribir la trilogía de Jacques Vingtras, autobiografía apenas disimulada, en la cual figuran El niño (1879, v.), El bachiller (1881, v.) y, finalmente, El rebelde (obra aparecida póstuma en 1886, v.); el primero de los tres libros resulta uno de los textos narrativos franceses más vigorosos y originales de la segunda mitad del siglo pasado.
Mientras tanto, reanudó su actuación en el periodismo, y resucitó el diario que anteriormente fundara en la época de la «Commune», Le Cris du Peuple, donde, libre ya de la estrecha observancia marxista de los años precedentes, se opuso ardientemente a cualesquiera injusticias sociales. Durante este período conoció el consuelo de una seguidora y compañera fiel, la hermosa Caroline Rémy, que siguió dirigiendo su periódico y llegó a ser, a su vez, con el seudónimo Sévérine (1855-1929), una de las principales y más generosas figuras del periodismo francés de izquierda. Vallès, empero, minado por las adversidades y fatigas de su juventud, vio llegar bastante prematuramente el fin de su bella y patética vida, que terminó poco después de los cincuenta años.
M. Bonfantini