Poeta español que floreció en la primera mitad del siglo XV en la corte de Juan II de Castilla. Era hidalgo y escudero.
Gozó de la protección del rey, como se deduce de algún pasaje de sus obras. Fiando en esta predilección y en la que también le demostraba el favorito Álvaro de Luna, se atrevió a denunciar al rey y a su consejero los peligros, los abusos y las injusticias que había en aquel reino, con lo que se ganó la malquerencia de sus poderosos señores.
Buscó entonces amparo y refugio en el campo de los infantes, hijos de Fernando de Antequera. Pasó luego a Aragón y Navarra, donde no mejoró mucho su fortuna. Siguió más tarde a Alfonso de Aragón, que emprendía la conquista de Nápoles. Ensalzó hiperbólicamente a este monarca, seguramente escarmentado por los males que le acarrearon sus sinceras observaciones al rey castellano.
Nuestro poeta escribió Nao de amor (v.), obra de fina y agradable poesía erótica, y El pleyto que ovo Juan de Dueñas con su amiga (v. Nao de amor), que parece un diálogo dramático, acaso representado en alguna fiesta cortesana.