Enrique José Varona y Pera nació en Camagüey en 1849 y murió en 1933. Espíritu precoz, comenzó a destacar con sus trabajos literarios en los periódicos El Panal, El Triunfo, Revista de. Cuba y en la Revista Cubana, fundada por él. En 1880 dicta ya en la Academia de Ciencias sus Conferencias filosóficas divididas en tres partes: Lógica, Psicología y Moral. En 1883 publica los Estudios literarios y filosóficos (v.) quizá la obra más significativa de su ideología. Heredero espiritual de Varela y de Luz y Caballero, con Varona el pensamiento cubano marca la evolución que a través de Comte y Spencer había de desembocar en los más actuales horizontes sociológicos. Positivista, aunque con notas de indudable personalidad que habían de llevarle finalmente al escepticismo crítico, Varona se muestra irreconciliable con la metafísica y proclama el relativismo.
En esta dirección se encuentran también La moral en la evolución, El positivismo, La Gracia, La evolución psicológica, conferencias sobre la evolución de la moral. En 1884 elegido diputado a Cortes, al siguiente año hubo de emigrar por sus ideas separatistas. Establecido en Nueva York, funda el diario Patria y publica el famoso manifiesto Cuba contra España, en nombre del partido revolucionario cubano que traducido a varios idiomas se divulgó por todo el mundo. Proclamada la independencia fue nombrado ministro de Instrucción Pública y de Hacienda, y en 1913 vicepresidente de la República, cargo que ocupó hasta 1917; catedrático de Filosofía sociológica, y presidente de la Academia de la Historia, lo fue también del partido conservador. Varona es por su obra uno de los espíritus más amplios y fecundos de la cultura cubana. Su prestigio se halla vinculado ante todo al pensamiento, manteniendo, pese a sus intervenciones políticas, su carácter de pensador sereno y de profundo analista, apoyado en un admirable lenguaje elegante y claro.
Como poeta publica sus versos Anacreónticas, en las que demuestra su sólida cultura clásica, Poesías y paisajes de Cuba y Poemitas en prosa; V-, que sin duda alguna no es poeta, nos ofrece aquí el singular ejemplo y muy especial de su época, de sutil intromisión y divagación en los más varios campos artísticos. Más interesantes son la serie de conferencias, excelentes monografías críticas; Cervantes, Emerson, Víctor Hugo, Tolstoi, Nietzsche, Castelar, Heredia. Otras obras suyos son: Desde mi Belvedere, Con el eslabón, Comprimidos, Idealismo y naturalismo en arte, Ojeada sobre el movimiento intelectual en América, Disertación sobre el espíritu de la literatura de nuestra época, Discurso sobre la importancia social del arte, Observaciones sobre la gramática y la historia de la lengua castellana, Violetas y ortigas, La escuela de los maridos, El personaje bíblico de Caín en las literaturas modernas, De la Colonia a la República, producción desigual, a veces demasiado insistente, demasiado amplia y poco contenida para que en ella aparezca siempre el excelente crítico y pensador. De todas formas anotamos el difícil período en que esta literatura se realiza. Con Piñeyro., Sanguily y Martí, Varona llena la etapa de la literatura de Cuba camino de la independencia. *