Nació en París el 8 de febrero de 1655 y murió en el castillo de Grillon, junto a Doudran, el 4 de septiembre de 1709. Hijo de un comerciante, pronto entró en posesión de una rica herencia que le permitió viajar. En Italia, en Bolonia, en 1678, se encuentra con una provenzal de la que se enamora; la vuelve a encontrar en Roma, y de nuevo en una nave que va de Génova a Marsella. Pero la nave es capturada por piratas que llevan cautivos a Argel al autor, a la bella… y al marido. Ocho meses de vida durísima, después la liberación para Regnard y para la mujer, y más tarde para el marido. De modo que, si fuera verdad cuanto el escritor se ha complacido en narrar, estaba él a punto de casar con su compañera de esclavitud, en Provenza, cuando apareció a tiempo el legítimo y siempre vivo consorte. Cierto es que Regnard se distrajo con viajes de aquellos tristes recuerdos: en abril de 1681 volvió a salir de Francia hacia el Norte, visitó Holanda, Dinamarca, Suecia y llegó hasta Laponia, regresando por Dantzig, Hungría y Austria.
Posteriormente, en París, compró un cargo de «trésorier de France», y vivió como perfecto epicúreo entre la más sibarita compañía; todos los años, al llegar la buena estación, marchaba a un castillo suyo en Grillon para escribir. Había compuesto versos y sátiras a la manera de Boileau en su juventud, después había novelado el más singular episodio de sus viajes en La Provençale, aparecido póstumamente en 1731, en una colección de Oeuvres, que abarcaba también la relación hasta entonces inédita de otros viajes, entre los cuales el más interesante es el que se refiere a Laponia. Amigo de Quinault, después de haber intentado sin gran fortuna la tragedia (Sapor), pensó en la ópera y acabó proporcionando textos al Teatro Italiano: Arlequin homme à bonnes fortunes (1690) y otros.
Todavía antes de que cerrase este período se había pasado al Théâtre Français, para el que escribió El baile (1696, v.); El jugador (1696, v.); El distraído (1697, v.); El retorno imprevisto (1700, v.); Las bodas de la locura (1704, v.); Las locuras amorosas (1704, v.); Les Ménech mes ou Les jumeaux (1705, v. Meneemos); El legatario universal (1708, v.), y La crítica del «Legatario» (1708, v.). La producción de esta última etapa fue considerada como continuación de las obras de enredo de Molière. Se cuenta que murió de una indigestión.