Nació en Nancy el 25 de diciembre de 1716 y murió en París el 9 de febrero de 1803. A pesar del título usurpado de marqués, pertenecía a una familia pobre de la pequeña nobleza; fue educado por los jesuítas de Pont-á- Mousson. En poesía diose a conocer con una Ode à l’eucharistie de 1732. Le valieron el favor del ex rey de Polonia Estanislao, entonces señor de Lorena, los versos galantes y ligeros de una Epître à Chloé. En la corte de éste en Lunéville encontró en 1748 a Voltaire y supo obtener al mismo tiempo el aprecio del filósofo y los favores de su amiga la marquesa de Chátelet. El curioso «ménage à trois» tuvo un trágico fin: la dama falleció en el parto de un hijo de Saint-Lambert (1749). Ello, empero, no perjudicó la carrera del poeta mundano, acogido con entusiasmo en las tertulias de la capital.
La condesa D’Houdetot, enamorada de él, le facilitó la graduación de coronel, con la cual participó en la campaña de Bannóver (1756- 1757); finalmente, una enfermedad le indujo a reanudar la sedentaria vida parisiense. Lo mejor de su obra poética pertenece a los años sucesivos; así, Fêtes de l’Amour et de l’Hymen (1756), «comédie-ballet», y el Recueil de poésies fugitives (1759), en la que figuran algunas de sus composiciones más exquisitas. Por entonces inició también su producción «filosófica» con Essai sur le luxe y Le matin et le soir (1764); en 1769, en carfibio, aparecieron los Contes en prose y el poema Las estaciones (v.), que le consagró maestro de la poesía didáctica. En 1770 afianzó su celebridad el ingreso en la Academia. Este mismo año publicó Les deux amis, y dos más tarde Les fables orientales. Durante la Revolución se retiró a las posesiones de Mme. D’Houdetot, que seguía siéndole fiel. En 1795 dirigió la edición de Poésies.
Entre los últimos textos de nuestro autor cabe mencionar un volumen de Œuvres philosophiques (1797), integrado por trece artículos escritos para la Enciclopedia, el discurso pronunciado en el ingreso en la Academia y las Mémoires pour servir à la vie du Maréchal de Beauvau; pero no conforme con las referencias a este personaje, Mme. de Beauvau compró y destruyó toda la edición, cuyos escasos ejemplares salvados suponen actualmente una rareza. Interesante es la obra Principes de moeurs chez toutes les nations, ou Catéchisme universel (1798), donde reaparecen las ideas de Helvétius y Holbach. En 1803, poco antes de su muerte, Saint-Lambert fue propuesto para la Academia reconstituida (Institut de France).
C. Falconi