Nació en Praga el 10 de julio de 1834 y murió en la misma capital el 22 de agosto de 1891. De pobre familia proletaria, pasó la infancia en el pintoresco y misterioso barrio de Mala Strana, donde su padre tenía una tienda de reventa de tabaco. Estudió Filosofía en la Universidad y fue a continuación redactor y crítico teatral y literario de varios periódicos y revistas: Tagesbote aus Böhmen, Obrazy zivota, Cas, Hlas, Narodni listy, en los que publicó sus folletines con la sigla A. Su vida escéptica y solitaria fue consolada por el afecto que sintió por su madre, por amores románticos con algunas mujeres y por muchos viajes a tierras extranjeras que le inspiraron bellas y agudas páginas de impresiones. Una grave enfermedad lo confinó después en su modesta casa de Praga, donde se extinguió.
El nombre de Neruda está vinculado, sobre todo, a seis libros de poesías: Flores de cementerio [Hrbitovni Kviti, 1857], en el que la lírica sepulcral, inspirada por la muerte de su amigo Antonin Tollmann, se mezcla con una áspera ironía de incrédulo; Libros de versos [Knihy versu, 1867]; Cantos cósmicos [Pisne kosmicke, 1878]; Baladas y romanzas [Balady a romance, 1883]; Simples motivos [Proste motivy, 1883]; Cantos de Viernes Santo [Zpevy patecni, 1896], en el que los motivos patrióticos aparecen proyectados sobre un fondo religioso en versos que tienen una entonación coral. Como prosista, Neruda se ejercitó en los relatos, en cuadritos de género, anécdotas y bocetos humorísticos. La mayor parte de su obra en prosa describe tipos y ambientes de Mala Strana: recordemos la recopilación Arabeskyi (1864), Cuadros de Praga [Prazske obrazky, 1872] y especialmente los Relatos de Mala Strana (1878, v.), en los que presenta Neruda una serie de personajes de la vieja Praga con un estilo que oscila entre el humor sonriente y el recuerdo elegiaco.
Algunos cuentos de este libro representan lo mejor que ha creado en este género la literatura checa. No hay que olvidar de Neruda los folletines, en los que unió el interés político a la ironía y a la estampa grotesca (según el ejemplo de Jean Paul y de otros escritores germánicos), pasando ágilmente de los hechos de la vida cotidiana de Praga a las fechas del calendario, de la cocina a las ceremonias oficiales, de la botánica a los acontecimientos de la cultura checa, de la danza (que figuró entre sus principales aficiones) al desarrollo del teatro, en el que siempre vio el espejo del renacimiento de su pueblo.
A. M. Ripellino