Poeta romántico mexicano nació en Tizayuca, actual estado de México en 1816 y murió en La Habana en 1842. De familia arruinada en las luchas por la Independencia, creció entre libros, al servicio de un tío suyo librero, y tuvo una formación autodidáctica. Se advierte en su obra la impresión que le produjo la lectura del duque de Rivas, de García Gutiérrez, de Hartzenbusch, de Monti y de Manzoni. Anduvo siempre a puñetazos con el hambre, y cuando consiguió un puesto secundario en el extranjero y se dirigía a tomar posesión, al pasar por La Habana fue atacado mortalmente por la terrible fiebre amarilla. Este poeta romántico del dolor y de la protesta viril logra su mejor expresión lírica en la Profecía de Guatimoc (v.), calificada por Menéndez Pelayo como «la obra maestra del romanticismo mexicano». Pese al elogio, el poeta no alcanza grandes alturas y cae con frecuencia en la altisonancia y el prosaísmo. Otros poemas suyos estimables son: El ángel caído, Mora y La visión de Moctezuma.
Como dramaturgo, tiene más interés cronológico que dramático en sus obras: el boceto dramático La Capilla (1837) y sus dramas históricos Muñoz, visitador de México (v.) y El privado del virrey (v.). Su interés principal reside en el sentido nacional de su producción. En el lamentable período de desórdenes en que le tocó vivir, su tristeza y su dolor le arrancan frecuentes protestas, que van unas veces contra los errores de la colonización y otras contra la amenaza que significa el poderío yanqui. Pero evoca a Cortés, se viste en una fiesta de Don Quijote, acompañado por Femando Calderón de Sancho, y exalta lo nacional por los medios culturales que él mismo se proporcionó. Si en su dolor llega a la injusticia, ello es simplemente episódico.
J. Sapiña