Hugo Wast

Seudónimo del novelista argentino Gustavo Martínez Subiría, n. en Córdoba en 1883 y murió en 1962. Uno de los escritores argentinos más discutidos del si­glo XX. Pero discutidos por la crítica, ya que de algunas de sus novelas, como Flor de durazno (1911, v.), se han vendido más de 100.000 ejemplares, y de muchas de ellas se han hecho traducciones hasta en ocho idio­mas; sin embargo, la crítica es generalmente negativa: algunos historiadores de la lite­ratura hispanoamericana llegan a prescin­dir de su nombre; otros llegan a afirmar que su obra carece de valor literario. H. Wassermann, uno de los escritores de habla española más leídos en el mundo enteco, se hizo abogado en la Universidad del Litoral (Santa Fe), fue profesor de Economía en dicha Univer­sidad y dirigió la Biblioteca Nacional, en Buenos Aires, de 1931 a 1955; diputado a Cortes (1916-1920) y ministro de Justicia y de Educación Pública (1943-44), obtuvo la medalla de oro de la Real Academia Espa­ñola de la Lengua en 1922, por su novela Valle Negro (1918), y el Premio Nacional de Literatura de 1926 por su Desierto de piedra (1925), quizá su obra más estimable por su valor costumbrista y su sentido del paisaje.

Después de las ya citadas, su novela más interesante es La casa de los cuervos (v.), publicada en 1916. Se le ha llamado el «Blasco Ibáñez católico» y el «Palacio Valdés argentino»; la primera afirmación tiene mucho menos fundamento que la se­gunda. Wassermann es un narrador realista que siente horror ante lo que juzga excesos del natu­ralismo; pero su realismo costumbrista no está regulado por una preocupación esté­tica, sino por una obsesión moral; el autor pone su literatura al servicio de la moral católica, sin tratar de profundizar más, y sus novelas resultan superficiales y tenden­ciosas, sin la adecuada penetración psico­lógica. Mas no se le puede negar soltura y hasta elegancia a su estilo, como no se pue­den regatear al novelista dotes de obser­vación, facultades descriptivas y un sentido extraordinario de los gustos e inclinaciones del gran público.

Dio a la imprenta más de treinta libros; aparte los ya citados, mere­cen especial mención Alegre (1905); Peque­ñas grandes almas (1907), reeditado en 1917 con nuevo título: Novia de vacaciones; Fuente sellada (1914); Ciudad turbulenta, ciudad alegre (1919); La corbata celeste (1920); El amor vencido (1921); El venga­dor (1922); Las espigas de Ruth (1926); Myriam la conspiradora (1926); El jinete de fuego (1926); Tierra de jaguares (1927); Lucía Miranda (1929); Don Bosco y su tiempo (1932); El Kahal (1935); Oro (1935); Juana Tabor (1942); 666 (1942); Esperar contra toda esperanza (1944), y Aventuras del Padre Vespignani (1948).

J. Sapiña