Nació en Borsky Sväty Milkuláš el 24 de marzo de 1785, y murió el 14 de abril de 1849 en Dobrá Voda (cerca de Trnava). Estudió Teología en Skalica, Bratislava y Trnava, entonces centro de la cultura católica eslovaca. Ejerció el sacerdocio en Pobedim, y luego, de 1814 a 1843, en Madunice. Perdió la vista en un incendio que destruyó la iglesia y la parroquia de esta localidad, por lo que retiróse a Dobrá Voda, donde vivió hasta su muerte.
Traductor y apasionado estudioso de los clásicos griegos y latinos, escribió tres poemas épicos — Svátopluk (v.), Cirillo-Wetodiada (1835) y Slav (1839) — y una serie de elegías, odas y composiciones bucólicas («selanky») que «eslavizaron» el género pastoral y evocan una nebulosa edad de oro eslovaca. Por la sugestiva estructura de tendencia clásica y la pompa mitológica, la obra de este retardado humanista contemporáneo era la más adecuada para despertar en los renacientes eslovacos el orgullo y la conciencia de antiquísimas glorias; debido a algunos matices de lamento acerca del pasado eslavo y de fe en el futuro de la nación, concuerda, además, con la de Ján Kollár (v.).
Hollŷ escribió sus hexámetros en el dialecto eslovaco occidental (de Trnava), propuesto por el sacerdote católico Antón Bernolák, de quien aquél era seguidor, como lengua literaria en sustitución de la «biblictina», o sea del lenguaje fundado en la Bible Kralická, empleado entonces por muchos escritores, singularmente por los de culto evangélico.
A. M. Ripellino