Nació en Sharpham Park (Somerset) el 22 de abril de 1707 y murió en Lisboa el 8 de octubre de 1754.
Hijo del general Edmund Fielding, descendiente de una noble familia, fue educado en Eton, de donde se le alejó en 1725 para cortar sus relaciones sentimentales con una joven heredera. Dirigióse entonces a Leyden y allí estudió Leyes hasta 1728, año en el cual su padre dejó de enviarle dinero y el joven hubo de confiar en sus propios recursos. Vuelto a Londres, de 1728 a 1734 vivió una existencia disipada, a pesar de lo cual publicó unas doce comedias ligeras y farsas, todas ellas pronto olvidadas, a excepción de Tom Thumb (v.), que, según se dice, provocó en Swift una de las dos únicas carcajadas de su vida.
Hacia 1735 conoció a Charlotte Cradock, con la que casó. Al cabo de un año pasado en East Stour, buena parte de la respetable dote aportada por aquélla al matrimonio había sido gastada, y Fielding regresó a Londres, donde asumió la dirección de una compañía teatral y del Little Theatre de Haymarket e hizo representar Pasquín, sátira dramática del tiempo [Pasquín, a Dramatic Satire on the Thimes, 1736] y El registro histórico de 1736 [The Historical Register for 1736, 1737].
Ambas obras obtuvieron éxito, pero la crítica del gobierno Walpole en ellas contenida indujo a las autoridades a la promulgación de la «Licensing Act» de 1737, que marcó el fin de la actividad teatral de Fielding. Éste dedicóse entonces a estudiar Leyes en el Middle Temple y en 1740 llegó a abogado.
Sin embargo, no por ello descuidó la literatura; en 1742 apareció la Historia de las aventuras de José Andrews y de su amigo el señor Abraham Adams (v.), especie de parodia de Pamela de Richardson, y en 1743 siguieron los tres tomos de Miscellanies, en los cuales figuraban dos importantes obras: Un viaje desde este mundo al próximo [A Journey from this World to the Next] y la Historia de la vida del difunto señor Jonatán Wild el Grande (v.), que le sitúa inmediatamente después de Swift como escritor satírico.
Director, desde 1745, de The true Patriot y The Jacobite’s Journal, órganos de prensa que apoyaban la política gubernamental, en reconocimiento de sus méritos fue nombrado juez de paz de los condados de Westminster y Middlesex, donde cumplió su deber celosamente y publicó en 1751, entre otras cosas, una encuesta sobre el aumento de robos junto con los medios para atajarlos, que produjo benéficos resultados. Fallecida su mujer en 1743, casó de nuevo en 1746 con Mary Donald, ex camarera, que fue una fiel compañera.
En 1749 publicó La historia de Tom Jones, expósito (v.), quizá su obra maestra; alabada por Hazlitt y Coleridge, Byron llamó a su autor «nuestro Homero en prosa». Algunos, en cambio, prefieren Amelia (v.), aparecida dos años después e inspirada en su difunta esposa La salud de Fielding, precaria desde hacía algún tiempo, se hallaba ya por aquel entonces casi agotada; tras haber dirigido todavía el Covent Garden Journal (1752) y publicado varios «pamphlets», en 1754 abandonó Inglaterra y se dirigió a Lisboa, donde falleció. El año siguiente al de su muerte apareció el Diario de un viaje a Lisboa [Journal of a Voyage to Lisbon].
Fielding ocupa un lugar de primera categoría en la historia literaria de Inglaterra; Scott llamóle «padre de la novela inglesa». La intención didáctica por la cual se deja llevar a veces, no despoja a sus mejores narraciones de los méritos de una sutil penetración psicológica y de una realista y aguda caracterización de los personajes, contemplados con una mirada irónica y perspicaz que logra penetrar en los repliegues de la naturaleza humana; en esta comprensión atenta del hombre debió de ayudarle su cargo de juez, que le ponía en contacto con personas de todas las categorías.
En cuanto a la técnica de la novela, Fielding debe seguramente algo al ejemplo del pintor Hogarth, que le sirvió de modelo y guía; como él, inspiróse en los tenías de la vida cotidiana con la intención de edificar y conmover y con una técnica parecida a la del teatro. Aun cuando no exento de algunos defectos y debilidades, fue, sin embargo, un hombre honrado, de sólida moralidad, fiel a su deber y respetuoso con los afectos familiares. Thackeray le describe alto, de noble aspecto y belleza viril, y hasta sus últimos años, aunque consumido por la enfermedad, con una actitud grave y mesurada conducta que imponían respeto.
E. Várady