Nació en París en 1531 y murió en Lyón en marzo de 1598. Supo el latín y aprendió el griego ya en su niñez; a los trece años ayudaba a su padre en la edición de Dionisio de Halicarnaso. Mantuvo relaciones con los humanistas de la época y fue amigo de Ronsard; mediante una labor ininterrumpida, acrecentó sus dotes naturales y, con la primera edición de Anacreonte (1554), se hizo admirar por su erudición.
Luego de haberse reunido con su padre, Robert Estienne, que vivía desterrado en Ginebra, sucedióle como impresor de la República y se propuso continuar con el griego la obra realizada por su progenitor respecto del latín. A través de una vida de trabajo extenuante, inquietada por las preocupaciones materiales y expuesta a la severidad de los protestantes ginebrinos, imprimió numerosos textos en diversas lenguas y particularmente obras griegas inéditas, en sus versiones o con comentarios latinos.
Como coronación de esta amplia actividad, publicó en 1572 por su cuenta el célebre Tesoro de la lengua griega (v.) y, en francés, Conformidad de la lengua francesa con la griega (1565, v.), Apología pro Herodoto (1566, v.), Deux dialogues du nouveau langage françois italianizé, en 1578, y al año siguiente, De la preexcelencia de la lengua francesa (v.). En cuanto a ciencia, actividad y afán polémico, Henri II es el representante más ilustre de su benemérita dinastía de tipógrafos franceses de los siglos XVI y XVII.
S. Morando