Nació el 3 de octubre de 1886 en La Chapelle d’Angillon (Berry) y murió el 22 de septiembre de 1914, durante una acción bélica, entre Vaux-les-Palameix y Saint-Remy.
Hijo de una familia vinculada a la actividad docente, pasó en su localidad natal una infancia feliz, de la que conservó siempre un vivo recuerdo. Estudió al principio en Brest, con la intención de ingresar en la Marina mercante; pero luego, abandonada esta idea, frecuentó el Liceo Lakanal, cerca de París, donde entabló amistad con Jacques Rivière, quien más tarde habría de contraer matrimonio con su hermana.
En 1905, durante las vacaciones pasadas en Inglaterra, inicióse entre ambos una correspondencia que duró hasta 1914 y fue publicada en cuatro tomos desde 1926 a 1928; en ella se vislumbra la figura adolescente de Fournier, generosa y anhelante, enriquecida y dramatizada por las incertidumbres coetáneas, la avidez y la tristeza con que había entrado en la vida, la resignación a las cosas y el temor a la exclusión de una parte del mundo al encerrarse en una fórmula de serenidad de tipo intelectual.
Por dos veces trató en vano de salvar las pruebas necesarias para el ingreso en la Escuela Normal Superior. Hizo dos años de servicio militar y en varias revistas publicó composiciones en prosa reunidas luego de su muerte, junto con poesías inéditas, con el título Miracles (1924). Al estallar en 1914 la guerra, Fournier trabajaba en una novela, Colombe Blanchet, cuyos fragmentos aparecieron en 1922 en la Nouvelle Revue Françaisè.
La fama del autor se halla vinculada a su única novela completa, El gran Meaulnes (v.), el primer esbozo de la cual se remonta a 1902. Se trata de una «novela poética», en la que se unen realismo y magia; en ella, más que el trazado de una intriga y unos personajes, se persigue crear un estado de ánimo. Marcel Arland y Robert Brasillach continuaron en cierta medida la tendencia del malogrado Alain Fournier.
S. Morando