Nació en Moscú, de padres alemanes, el 5 de mayo de 1869 y murió en Salzburgo el 22 de mayo de 1949. Aprendió los primeros elementos de cultura musical de su padre. En el Conservatorio de Francfort tuvo como maestros a James Kwast, de piano, y a Ivan Knorr, de composición. Repartió su actividad entre la composición, la enseñanza y la dirección de orquesta: enseñó en Coblenza (1892-93), Berlín (1897- 1907), Estrasburgo (1908-18) y de nuevo en Berlín a partir de 1920 en la «Hochschule» Desarrolló actividades de director de orquesta en Mainz, Berlín, Munich y Estrasburgo. Pfitzner puede considerarse como un heredero tardío del romanticismo de Schumann y de Brahms, en el ámbito de un academicismo conservador.
Fue implacable adversario de los grandes acontecimientos de la música contemporánea. Algunos de sus escritos expresan su posición teórica, ética y artística opuesta de un modo decidido a ciertas tendencias innovadoras del arte moderno; así el ensayo Peligro de los futuristas [Futuristengefahr, 1917] puede considerarse la réplica a los Escritos de estética musical de Busoni (v.); Die neue Aesthetik der musikalischen Impotenz (1919) continúa la lucha contra el modernismo en la música. Escribió cinco óperas, música de escena, cantatas, música sinfónica y de cámara y un centenar de lieder. Se considera como su mejor obra teatral Palestrina, especie de leyenda dramática en la que el gran polifonista del Renacimiento aparece como símbolo de la condición espiritual del compositor. Sus admiradores quisieron ver en él al continuador de una tradición puramente alemana y la personificación y el heredero riguroso de un conjunto de mitos religiosos, culturales, nacionalistas y hasta racistas pertenecientes a una típica psicología germánica.
B. Boccia