Nació en Occam, una aldehuela del sur de Londres, entre los años 1295 y 1300; murió en Munich (Baviera) el 10 de abril de 1349 ó 1350. Habiendo ingresado joven en la Orden franciscana, realizó en Oxford estudios de Filosofía y Teología. Al final de los estudios obtuvo el título de bachiller, y comenzó a enseñar bajo la dirección de un doctor y maestro: de aquí quizá el nombre con que pasó a la historia de Venerabilis Inceptor, que originariamente no tenía otro significado que el de principiante de la enseñanza universitaria, con el calificativo dado a aquellos que pertenecían al estado eclesiástico o religioso. Fue después que los discípulos, constituidos en escuela con el título de «Nominales», dieron a aquel término el sentido de iniciador de una nueva filosofía basada en una nueva lógica distinta de la aristotélica. Enseñaba Occam en Oxford cuando se suscitaron vivas oposiciones precisamente por sus nuevas y atrevidas teorías lógicas, que le llevaban a modificar sustancialmente las doctrinas metafísicas tradicionales, por ejemplo, a propósito de las relaciones entre la sustancia y la cuantidad, y a dar interpretaciones no ortodoxas a algunos dogmas cristianos, por ejemplo, a propósito de la Eucaristía.
El canciller de la Universidad lo hizo citar por la Santa Sede, que entonces residía en Aviñón. A consecuencia de los informes de la acusación y de la defensa, se reconoció en Occam solamente osadía en las ideas filosóficas, pero ningún error auténtico de fe. Y hubiera podido reanudar la enseñanza en Oxford de no haberse visto envuelto, por un lado, en una controversia de carácter teológico que sostenía en Aviñón el general de su Orden, Miguel de Cesena, contra el pontífice Juan XXII en torno a la pobreza observada por Jesucristo y que había de ser continuada por los franciscanos, y por otro, en una lucha de carácter político entre el mismo papa y Luis el Bávaro, elegido emperador en competencia con Federico de Austria. Los franciscanos se aliaron con Luis y el papa respondió con dos excomuniones. Miguel de Cesena y Guillermo, huidos de Aviñón a finales de mayo de 1328, se refugiaron en Pisa junto con Luis: era entonces el 8 de junio. La leyenda refiere que, habiéndose encontrado con el emperador, nuestro autor dijo la célebre frase: «¡Oh emperador: defiéndeme con la espada y yo te defenderé con la pluma!».
Comenzó entonces para Occam , pronto trasladado a Munich, la actividad de escritor religioso en defensa de la pobreza de los franciscanos, y de escritor político en defensa de los derechos del emperador con respecto al papa. Pero decayendo muy pronto la fortuna de Luis el Bávaro, las hostilidades fueron disminuyendo. Miguel de Cesena, al morir en 1342, remitía a Occam el sello de la Orden, nombrándolo vicario general. En 1348, envió Occam , muy probablemente en señal de arrepentimiento y como deseo de reconciliación con la Orden y con el papa, el sello al nuevo general de la Orden, Guillermo Farinerio, en ocasión del Capítulo General de Verona. Occam moría en Munich en 1349 o en el año siguiente. La actividad literaria del Venerabilis Inceptor se divide en tres épocas: la enseñanza en Oxford, el período de Aviñón y la estancia en Munich. De la primera época son las obras filosóficas y teológicas, de carácter docente; de la segunda es la revisión de las anteriores, y quizá la redacción de otras obras filosóficas, lógicas y físicas, de compilación y originales; de la tercera son las obras polémicas sobre presuntas herejías pontificales, y de teología y de política sobre los poderes del papa y del emperador.
Pertenecen al primer período el comentario a las Sentencias de Pier Lombardo (v. Cuestiones sutilísimas sobre cuatro libros de las Sentencias y sus decisiones), la obra principal, y el De sacramento áltaris; al segundo período, la Expo- sitio aurea super totam artem veterem y la Suma de toda la lógica (v.); al tercero, Quodlibet y el Centiloquio teológico (v.) — otras obras filosóficas que le son atribuidas no son quizá más que arreglos de las obras anteriores — y las obras polémicas de naturaleza teológica, entre las que destacan Opus nonaginta dierum, De dogmatibus papae lohannis XXII, Contra Iohannem XXII y Compendium errorum papae; y las de naturaleza política, entre las que sobresalen Dialogus inter magistrum et discipulum de imperatorum et pontificum potestate Allegationes de potestate imperiali, Ocho cuestiones sobre la autoridad del Sumo pontífice (v.), Tractatus de jurisdictione imperatoris in causis matrimonialibus, De electione Caroli IV.
En el contenido filosófico de la más notable de sus obras, el comentario a las Sentencias dirige sus críticas más agresivas contra un presunto abstractismo que olvida la existencia concreta; defendió por ello con calor un conocimiento intuitivo, sensitivo e intelectivo de los individuos singulares en su singularidad, negando valor real a los conceptos universales y abstractos; sustituía la metafísica por un fideísmo de tradición y de sentimiento. Occam fue un precursor del empirismo inglés y en general de la postura fenomenológica que prevalecerá después en la filosofía moderna. En sus restantes obras filosóficas de Lógica y de Física no hace más que comentar las correspondientes obras de Aristóteles. En las obras relativas a las polémicas teológico-políticas, se puso en el mismo terreno que Marsilio de Padua y que Juan de Jandum, reuniendo todos los argumentos del cesaropapismo que serán utilizados después por Wycleff y por Huss, por Lutero, por los galicanos y por los adheridos al josefinismo.
C. Giacon