Grazia Deledda

Nació en Nuoro (Cerdeña) el 27 de septiembre de 1871 y murió en Roma el 16 de agosto de 1936. De familia humilde, realizó escasos estudios regulares y alimentó su fantasía con la lectura de viejos libros que hallaba en su casa y cuya influencia se advierte en las narraciones que empezó a escribir todavía muy joven (1888) para un periódico romano.

Sus escritos atra­jeron la atención de aquellos a quien iban dirigidos y de figuras del mundo de las le­tras, gracias a cuyos consejos iba orientando mejor sus lecturas. De esta manera, su extremado romanticismo inicial dio paso a narraciones inclinadas delicadamente a la psicología amorosa, primero sencillas y de tipo «rosa» (Anime honeste, 1895), y luego, de acuerdo con la seriedad moral de la auto­ra, al mismo tiempo animada y fatalista, más intensas y con el binomio culpa-remor­dimiento.

Deledda, en realidad, nunca tuvo pre­tensiones de gran escritora; sin embargo, aun cuando le faltara la suprema lógica de la fantasía, logró, dentro de un ámbito mo­desto, perfeccionar progresivamente su arte en particular cuando al casarse con Palmira Madesani (1900) dejó su ambiente nativo por la capital. En 1927 alcanzó el Premie Nobel, consagración del lento progreso de su fama en el extranjero. Entre sus obras principales figuran El camino del mal (v.), Justicia (v.), Elias Portolu (v.), Ceniza (v.), Los juegos de la vida (v.), La hiedra (v.), Claroscuro (v.), Cañas al viento (v.), La madre (v.), El secreto del hombre solitario (v.), Dios de vivos (v.), Annalena Bilsini (v.) y El aguinaldo (v.).

E. De, Michelis