Nació en Trieste el 25 de agosto de 1857, Murió en Bolonia el 2 de enero de 1922. Iniciados sus estudios de Química en Viena bajo la dirección de Weidel, los terminó en Giessen, donde en 1880 logró el doctorado en Ciencias Naturales.
Posteriormente, reacio a Austria y al ambiente germánico en general, se trasladó a Roma, donde permaneció algunos años como ayudante de Cannizzaro. Allí comienza sus importantísimas Investigaciones sobre el pirrol (v.), con las que abría el camino a los estudios sobre la hemoglobina y la clorofila y que pronto le dieron merecida fama, por lo que en 1887 era llamado a desempeñar la cátedra de Química general en la Universidad de Padua y dos años después en la de Bolonia.
Estas investigaciones culminaron en 1888 con la monografía Il pirrolo e i suoi derivati, que alcanzó un galardón de la Academia de los «Lincei». A partir de 1890, sus investigaciones sobre el pirrol son intermitentes: C. se dedica entonces a otros estudios; en colaboración con Silber, analiza las substancias vegetales (como la esencia del apio) y los efectos químicos de la luz.
Su fama se hizo internacional: fue elegido miembro de varias academias y sus obras, ampliamente estudiadas, proporcionan la base para numerosas investigaciones de Química biológica. Su patriotismo y su irredentismo (que le indujeron en 1890 a rechazar la cátedra de la Universidad de Viena), unidos a su fama de científico, le valieron el nombramiento de senador del reino.
Entre 1908 y 1922, año en que le sorprendió la muerte, se dedicó preferentemente a la joven ciencia de la Bioquímica, contribuyendo de modo valioso a su desarrollo y afirmación científica. La primera guerra mundial tuvo en él un entusiasta partidario de la intervención.
G. Preti