Gergely Csiky

Nació en Pankota (provin­cia de Arad) el 8 de diciembre de 1842 y murió en Budapest el 19 de noviembre de 1891.

Realizados los estudios de Teología en Temesvár, Pest y Viena, entre 1870 y 1878 enseñó Derecho canónico y moral en el seminario episcopal de Temesvár y actuó también como abogado defensor en causas matrimoniales ante el tribunal eclesiástico.

Todavía muy joven empezó a componer poesías religiosas y patrióticas, y provocó cierto asombro al presentarse, a los treinta años, como narrador. Los éxitos logrados posteriormente con tres comedias románti­cas en verso, Vaticinio, Jano y El irresisti­ble, todas ellas premiadas por la Academia de Ciencias, fueron alejándole poco a poco de la actuación sacerdotal.

En 1878, y con el permiso de su obispo, se trasladó a la capital, y el año siguiente marchó a París a estudiar el teatro francés; vuelto con la firme decisión de entregarse por completo a la actividad de comediógrafo, en 1880 abandonó el hábito talar.

Bien asimiladas las experiencias parisienses, dejó el mundo peregrino y estilizado del teatro poético para dedicar toda su atención a la vida real y a los problemas de la sociedad húngara contemporánea, en la cual, con agudo inge­nio, supo inspirar figuras, ambientes y si­tuaciones que nadie había llevado ante­riormente a la escena.

Los temas nuevos tratados con una agilidad técnica no común, la rectitud de sus propósitos, el sereno hu­morismo no carente de un toque de sátira saludable y la soltura y eficacia del diálogo hicieron de C. el autor teatral húngaro más apreciado de su época.

Compuso, entre dra­mas y comedias, treinta y cinco obras, las mejores de ellas Los proletarios (v.), Mise­ria dorada y La abuela (v.). Aun cuando no dejara textos de valor permanente, su producción representa un momento de nota­ble importancia en el desarrollo del teatro húngaro. Su actividad no quedó limitada a la escena; escribió también novelas (v. La familia Atlasz) y cuentos, y colaboró en diarios y revistas.

E. Várady