Nació el 6 de agosto de 1651 en el castillo de Fénelon (Périgord) y murió el 8 de enero de 1715 en Cambrai.
Fue hijo de familia noble; sus estudios, iniciados en la Universidad de Cahors y concluidos en París, le llevaron al célebre seminario de Saint- Sulpice, donde el sabio Trousson ayudóle a cimentar su doctrina.
Ordenado sacerdote a ‘los veintitrés años, a pesar de su débil salud proyectaba trabajar en las misiones de Oriente. Sin embargo, luego de su encuentro con Bossuet siguió su orientación y llegó a superior de las «Jeunes catholiques», institución donde eran acogidas las protestantes convertidas («les Nouvelles-converties») ; parece haberse entregado a tal misión con mucho fervor, quizá movido por el afán de conocer mejor la Reforma.
De todas maneras, tras la revocación del Edicto de Nantes (1685), y como misionero de Saintonge, demostró su aversión por los métodos autoritarios : ello le valió ver descartada su candidatura a varias sedes episcopales. En agosto de 1689 llegó a preceptor del duque de Borgoña, a quien Saint-Simon describía como una especie de pequeño monstruo convertido en ángel por la dulzura de Fénelon; lo cierto es que el mentor ejerció una excelente influencia sobre su alumno e incluso sobre los hermanos de éste, para quienes compuso las Fables, los Diálogos de los muertos (v.) y los Diálogos sobre la elocuencia (v.). Este éxito le valió la mitra (1695).
Académico de Francia desde 1693 y arzobispo de Cambrai, ocuparía durante veinte años esta sede, que habría de ilustrar con sus obras y su virtud. No obstante, surgió la cuestión del «quietismo»/ doctrina introducida en Francia por Mme. Guyon, amiga de Fénelon; sometida esta práctica al juicio de Bossuet, quien la condenó (v. Relación sobre el quietismo, de Bossuet), viose aquél obligado a retirarse a su diócesis. Fallóle un último apoyo al morir joven (1712) su discípulo, heredero del trono.
Tres años después, Fénelon le seguía al sepulcro. Fue un alma noble, unas veces tierna y otras impetuosa, y un admirable orador (se le denominó «el Cisne de Cambrai», en oposición a «el Águila de Meaux»). Las obras más famosas de su producción son Las aventuras de Telémaco (1699, v.), escrita asimismo para el duque de Borgoña, y Tratado sobre la educación de las jóvenes (1687, v.); sin embargo, es posible que los espíritus refinados prefieran ciertas cartas de su abundante correspondencia, en las que cabe percibir el tono sabio y humano de San Francisco de Sales.
H. Daniel-Rops