Nació el 10 de junio de 1854 en Metz y murió en París el 26 de abril de 1928. Graduado en ingeniería, los alemanes le impidieron dirigir la industria metalúrgica paterna, por lo que se retiró a fantasear y soñar en los bosques de las Árdenas.
Inició sus actividades literarias con algunas novelas que no alcanzaron éxito. Cultivó luego el drama y, aun cuando rechazado por los teatros subvencionados, vio, en cambio, aceptadas por el Théâtre Libre de Antoine tres obras que había enviado bajo otros tantos seudónimos; y así, La figurante y Sauvé des eaux fueron representadas en 1890, y L’envers d’une Sainte el año siguiente.
Después de haberse revelado como único autor de las tres piezas alcanzó la deseada fama. Sucesivamente aparecieron Los fósiles (1892, v.), L’invitée (1892), El nuevo ídolo (1893, v.), L’amour brade (1893), La comida del león (1897, v.), La salvaje (1901), Le coup d’aile (1905), La danza delante del espejo (1913, v.), tercera refundición de Sauvé, L’âme en folie (1914), Tierra inhumana (1921, v.), L’ivresse du sage (1922), La comédie du génie (1923) y La viveuse et le moribond (1925).
El teatro de C. no fue propiamente de ideas, ni psicológico, ni obra de la voluntad, ni tampoco del fracaso, antes bien un poco de todo ello, pero bajo un estilo netamente personal. Sus excepcionales temas, vividos por personajes igualmente extraordinarios, imponían un elevado lenguaje de difícil comprensión y más bien monótono para el gran público; los entendidos, empero, consideraban demasiado forzados los argumentos, excesivamente singulares los análisis psicológicos y, en general, bastante mediocre y retórico el estilo. A pesar de todo, C. es uno de los dramaturgos más importantes de su época.
C. Falconi