No existen noticias referentes a las fechas del nacimiento y la muerte de este autor. En 1605 fue publicada en Medina del Campo bajo su nombre la primera parte de La pícara Justina (v.), obra escrita posiblemente varios años antes, y retocada luego tras la aparición de Guzmán de Alfarache. Aun cuando probada documentalmente la existencia de cierto López de Úbeda, médico toledano, que se casó en 1590, Cervantes atribuye La pícara Justina a un eclesiástico, y Nicolás Antonio dice que los dominicos la consideraban obra de fray Andrés Pérez, de su propia orden, nacido en León y autor de una Vida de San Raimundo de Peñafort y dos tomos de sermones.
El problema de la paternidad del texto permanece todavía sin solución. En favor de su atribución a este segundo religioso cabe aducir las expresiones propias del habla leonesa, la descripción de León y singularmente la de la iglesia de Santo Domingo, la hostilidad hacia el clero secular y la experiencia que el autor revela en el arte de la predicación. Siquiera el mérito literario de La pícara Justina resulte muy escaso y la acción de la misma aparezca lenta y confusa, el valor lingüístico de la obra es, en cambio, considerable, debido a la riqueza del léxico, a la abundancia de expresiones pintorescas y a la variedad de juegos de palabras, proverbios, paronomasias, idiotismos y máximas, que en algunos puntos hacen del texto un verdadero rompecabezas. Lo mejor del libro son las descripciones de las fiestas populares y de los monumentos. La segunda parte de la obra no fue publicada nunca.
E. Moreno Báez