Escritor y diplomático peruano nació en Lima en 1883, murió en 1953. Hijo del político del mismo nombre, estudió en la Universidad de San Marcos y dedicó su vida a la carrera diplomática y a la Literatura. Pasó la mayor parte de su vida en Europa, principalmente como ministro en París; representó también a su país en Bélgica y ante la Sociedad de las Naciones (1920).
Como su hermano Ventura, escribió muchos trabajos en francés: éste es el caso de su obra fundamental, Le Perou contemporain (v.), traducido parcialmente al castellano y premiado por la Academia Francesa. Estuvo prisionero de los alemanes durante dos años en la segunda Guerra Mundial, y en 1946, vuelto a su país, tuvo que ser internado en una clínica por la depresión nerviosa que sufría, pero el Congreso peruano acordó que se le siguieran pagando sus haberes como embajador en servicio activo. Nos relata el cautiverio en sus Memorias (1949). Es un ensayista y crítico de altura, europeizante, pero peruano siempre, pese a la distancia. Su libro de crítica De Litteris (1904) lleva prólogo de José Enrique Rodó; Les démocraties latines de L’Amérique (1912) fueron prologadas por Raimond Poincaré.
Otros títulos de sus obras nos dan idea de su importancia y contenido: Hombres e ideas de nuestro tiempo (1907), Profesores de idealismo (1908), La creación de un continente (1914), uno de sus más interesantes trabajos; Le dilemme de la grande guerre (1920), obra por la que se le otorgó el Cordón de la Legión de Honor; El espíritu de la nueva Alemania (1921), El Wilsonismo, Europa inquieta, La herencia de Lenin (1930), etc. Muchas de estas obras son colecciones de artículos periodísticos. Sus puntos de vista sobre la dramática situación de Hispanoamérica, en constante oscilación entre la dictadura y la anarquía en su avance hacia la democracia, son de extraordinario interés y están expuestas con gran altura de miras y en estilo conciso y elegante.
J. Sapiña