Nació el 2 de diciembre de 1868 en Tournay (Hautes-Pyrénées) y murió el 1. ° de noviembre de 1938 en Hasparren (Navarra francesa). A los veinte años se trasladó a Orthez, en el Béarn, donde realizó buenos estudios; sin embargo, no pudo llegar a notario. En dicha localidad pasó la mayor parte de su vida de poeta elegiaco, dedicado a la botánica, la caza y la observación de la existencia rural. A los veintiséis años, un mes de abril, sintióse «invadido» por la poesía, y compuso Un jour, obra publicada con el auxilio de A. Gide y comprendida luego en el volumen Del Angelus del alba al Angelus de la tarde (1898, v.); en ella aparecían el descubrimiento de la vida humilde, el campo bearnés, el perfume de las Antillas, de donde el padre del autor llegara a Francia, la resignación y el amor a la criaturas.
Le deuil des primevères (1901) profundizó tales ternuras y las orientó hacia el catolicismo, del que J. pareció alejarse temporalmente con la novela en verso Jean de Noarrieu (1901) para caer en las alternancias de beatitud e incertidumbre de las poesías reunidas en Clairières dans le ciel (1906). Contrajo matrimonio y se convirtió a un catolicismo propenso a la fantasía y al olvido, confiado más bien en las imágenes de un mundo minúsculo y franciscano que en Dios, y tan inclinado a los arrebatos de devoción como a las transposiciones mitológicas. Estas últimas se manifiestan en las idílicas escenas de las Geórgicas cristianas (1912, v.), en las que canta la paz alcanzada. En Quatrains (1923-25) aparece mezclada la invocación al dios de las flores y de los animales con el exotismo al estilo de Bernardin de Saint-Pierre, las amplificaciones bucólicas, la purificación de las sensaciones y las muchachas de nombres tan novelescos como los títulos de los dos cuentos Clara d’Ellébeuse (1899) y Almaide d’Etremont (1901).
En las novelas (Le roman du lièvre, 1903 y Pomme d’Anis, 1904) el afectado candor queda redimido por los detalles precisos y unos sentimientos genuinos. Las Mémoires resultan interesantes por las observaciones agudas y los juicios firmes acerca de muchos contemporáneos; singularmente notable es la oposición del autor a Gide.
S. Morando