Nació el 22 de diciembre de 1876 en Alejandría y murió en Bellagio (Como) el 3 del mismo mes de 1944. Inició en la ciudad natal sus estudios, que luego completó en París. Posteriormente se graduó en leyes en la Universidad de Génova. Empezó a ser conocido en 1897, cuando Sarah Bernhardt declamó en público su composición lírica Les vieux marins; otra poesía, premiada en los «Lundis populaires», aumentó su notoriedad. Poco después aparecieron, entre otras obras, el poema La conquête des étoiles (1902), el drama Le roi Bombance (1909) y la novela Mafarka el futurista (1910, v.).
En esta primera etapa su obra se caracteriza principalmente por la difusión de la poesía francesa en Italia. Para afianzar su actuación fundó en 1905 con Benelli y Preti la revista Poesia. En 1909 apareció en Le Figuro el primer Manifiesto futurista (v. Futurismo), cuya revolucionaria exaltación de la máquina y la velocidad y concepción de la guerra como «única higiene del mundo» provocaron mucho revuelo. El conflicto bélico de Libia pareció apoyar la «moral educadora» de M., quien participó en él y ensalzólo en La battaglia di Tripoli (1911). Durante los años sucesivos organizó y difundió el movimiento por toda Europa e incluso América. Parole in libertà (1912) y los manifiestos siguientes sobre teatro, pintura, escultura, arquitectura, música, etc., mezclaron cada vez más el aspecto romántico de la aventura artística a la acción práctica.
La primera guerra mundial y el fascismo tuvieron un entusiasta propagandista en Marinetti , «extravagante Corifeo» — como le llama un autor — que durante este régimen disfrutó de cargos y honores. Sin embargo, y a pesar de su participación en el conflicto etiópico, que le inspiró el Poema affricano (1937), sobrevivió a su fama y acabó cayendo en el ridículo. El futurismo, con todo, contribuyó a la inserción del arte italiano en los círculos europeos, y no dejó de ejercer determinada influencia en el teatro (v. Teatro) y en la poesía.