Nació alrededor de 1378 y murió probablemente en 1460 en su castillo de Batres (Toledo). Sobrino del canciller Pero López de Ayala y tío del marqués de Santillana, pasó la vida en la Corte, desempeñando altos cargos políticos y militares: fue, entre otras cosas, embajador en Aragón y tomó parte en la batalla de Higueruela. Caído en desgracia con el rey Juan II, por su enemistad con el poderoso condestable don Álvaro de Luna, abandonó la Corte y a los cincuenta y seis años se retiró a su señorío, donde pasó el resto de su larga vida.
Espíritu poco mundano y más bien misántropo, Pérez de Guzmán se dedicó al estudio y a la literatura, traduciendo clásicos latinos (Séneca, Cicerón, Boecio, etc.) y componiendo poesías para cancioneros y poesías didácticas. Pero su fama ha quedado unida a los textos históricos, como Mar de historias (v.), y a los retratos de sus contemporáneos en Generaciones y semblanzas, obras que hacen de él el mejor prosista castellano de su tiempo, y en las que revela por la imparcialidad hacia sus enemigos y por su sentido de alta crítica nacional, notas de objetividad y de pesimismo que confieren profunda dignidad a su figura. Le fueron atribuidas la Crónica de don Juan II (v.) y también Valerio de las historias, pero hoy nadie admite tales atribuciones.
A. Bianchini Fales