Mitógrafo griego que viviría durante el siglo V a. de C., por cuanto, aunque ateniense, emplea el dialecto jónico (particularidad comprensible precisamente en tal época) y también por la carencia de contaminaciones sofistas que se advierten en Las genealogías (v.), cosa imposible en un período posterior.
San Jerónimo le denomina «el segundo escritor de historias» y Eusebio aduce como término de su florecimiento el año 456 a. de C. Ninguna noticia nos ha legado la tradición acerca de este antiguo prosista, del que ignoramos incluso el nombre del padre y al cual se confundió durante largo tiempo con Ferécides de Siró y Ferécides de Lero.
El que nos ocupa debió de conocer y aun considerar las obras de Esquilo y Píndaro; tuvo gran simpatía por el primero de ellos en particular, a quien juzga un maestro digno de imitación.