Nació en Saint-Maurice Charenton el 26 de abril de 1798 y murió en París el 13 de agosto de 1863. Discípulo de Guérin, diose a conocer en el Salon parisiense de 1822 con «La barca de Dante», obra a la que siguió en 1824 el gran cuadro «Las matanzas de Quíos», que le sitúa netamente al frente del movimiento pictórico romántico.
Si bien ambas pinturas fueron acogidas favorablemente por la crítica y adquiridas por el Estado, «La muerte de Sarnápalo», expuesta en el Salón de 1827-28, provocó, en cambio, una franca hostilidad, que tuvo no pocas repercusiones en la existencia material del artista, por lo menos hasta la revolución de julio de 1830, celebrada con «La Libertad en las barricadas» (1831).
Entre los meses de enero y julio de 1832, realiza un viaje a Marruecos y Argelia que lo empuja a una profunda transformación, con la cual se cierra el período verdaderamente romántico del artista; por otra parte, una serie de encargos oficiales (en 1838, la decoración de la biblioteca de la Cámara de Diputados; en 1850, la del techo del Salón de Apolo, en el Louvre, y en 1853, la del techo del Salón de la Paz, en el palacio municipal) le obliga a nuevas realizaciones, que llevó a cabo con la maestría propia de una gran figura clásica.
Al mismo tiempo, salieron de su paleta una serie de vastas composiciones, «Mujeres de Argel» (1834), «La batalla de Taillebourg» (1837), «La justicia de Trajano» (1840), «La caída de Constantinopla»» (1841), «La caza del león» (1855), etc., y de pequeños cuadros de caballete, con frecuencia expuestos en los Salones de aquellos años.
Delacroix participó en la Exposición Universal de 1855 con un conjunto de cuarenta y una pinturas viejas y nuevas que consagraron su fama. Ya en mediocres condiciones físicas a partir de este año, entre 1855 y 1861 realiza aún la decoración de la capilla de los Santos Ángeles Custodios en la iglesia parisiense de San Sulpicio.
Aun cuando en su juventud había frecuentado las tertulias románticas y trabado amistad singularmente con Stendhal y Mérimée, en edad madura experimentó una pasión cada vez mayor por la música, y Chopin, a quien conoció gracias a George Sand, fue uno de sus más queridos amigos. En 1822, el pintor había empezado la redacción de su Diario (v.), que, interrumpido en 1824, reanudó en 1847 hasta su muerte.
No obstante, ni ésta ni la voluminosa correspondencia (v. Cartas) son sus únicas obras literarias. Delacroix colaboró frecuentemente en diversas revistas coetáneas con artículos sobre temas estéticos o bien dedicados a maestros de antaño; además, planeó un Diccionario de las Bellas Artes que, sin embargo, no pasó de proyecto, aun cuando resulta posible vislumbrar sus rasgos esenciales en las páginas del Diario. En 1857, el artista ingresó en el grupo de Bellas Artes de la Academia.
L. Vitali