Eugen Dühring

Nació en Berlín el 12 de enero de 1833 y murió en Nowawes el 21 de sep­tiembre de 1921. Fue profesor libre de la universidad de su ciudad natal (1863) y se ocupó de Economía, Filosofía, Mecánica, Política, Sociología, Literatura, etc., aun cuando sin sobresalir en ninguna materia. En 1874, tras el litigio planteado con la universidad a causa de los ataques conteni­dos en su Kritische Geschichte der Allgemeinen Prinzipien der Mechanik (1873), hubo de abandonar la enseñanza.

A pesar de la ceguera que le afligió, impidiéndole la publicación de muchas de sus obras, entregó a la imprenta varias de ellas, las más importantes de las cuales son Natürliche Dialektik (1865), Wert des Leben ( 1865 – Kapital und Arbeit (1865), Kritische Ges­chichte der Philosophie (1869), Kritische Geschichte der Nationalökonomie und des Sozialismus (1875), Logik und Wissenschafts-théorie (1878), Sache, Leben und Feinde (autobiografía, 1882), Die Grossen der mo­dernen Literatur (1893) y Filosofía de la realidad (1895, v.).

Hoy, no obstante, nues­tro autor es recordado casi exclusivamente por el título compendiado (Antidühring) de la obra crítico-filosófico-histórica de F. En­gels, escrita para aclarar las ideas de los socialdemócratas alemanes, que se habían dejado entusiasmar por las doctrinas del más o menos genial y perseguido profesor.

Dühring, en efecto, conoció por aquel entonces (hacia 1865-75) un momento de gran noto­riedad a causa de la oposición de la univer­sidad, que le impidió alcanzar la cátedra oficial, y por su proclamado socialismo «más a la izquierda que Marx». Sobre la base de ideas positivistas (pensar y sentir no son sino estados de excitación de la materia) defiende a toda costa, con la caprichosa ex­travagancia de una originalidad, su doctrina del socialismo individualista (modificada por el norteamericano Carey), que ha de realizarse mediante la libre iniciativa y des­pués de una reforma moral culminada en la autoeducación del individuo y de su ca­rácter peculiar e inclinada, de manera op­timista, al mejoramiento de la vida indivi­dual y social (en sustitución de la religión).

Se consideró siempre como el genio del siglo, perseguido e incomprendido; después de su muerte, esta misma opinión fue com­partida por una pequeña secta de «socialis­tas alemanes». En realidad, en su producción (que cesó hacia los últimos años del si­glo XIX, aunque el grupo sobreviviera largo tiempo) se encuentran animadas y útiles notas polémicas y críticas contra la cultura alemana oficial coetánea.

Sin embargo, la basteza de la filosofía de Dühring y el carácter superficial de sus textos, debido a la «uni­versalidad» de sus intereses, permiten com­prender el olvido al cual se vio relegado ya muchos años antes de su muerte, a pesar de que no justifiquen por completo la persecu­ción académica que lo fustigó y amargó para siempre.

D. Cantimori