Nació el 23 de febrero de 1842 en Berlín, y murió el 5 de junio de 1906 en el suburbio berlinés de Gross-Lichterfelde. Terminada la segunda enseñanza, frecuentó la escuela de artillería e ingeniería, donde empezó a relacionarse con admiradores y seguidores de Schopenhauer, quienes ejercieron una influencia decisiva en la formación de sus ideas. Abandonado aquel centro docente por motivos de salud, se dedicó a los estudios filosóficos, y en 1867 consiguió el doctorado. Dos años después (1869), todavía no cumplidos los veintisiete, publicó su primera y más significativa obra, Filosofía del inconsciente (v.), que alcanzó once ediciones. Como su maestro Schopenhauer, H. desarrolló su actividad al margen de la enseñanza universitaria y de cualquier relación académica, en su tranquila residencia del suburbio de Gross- Lichterfelde. Allí terminó sus días.
Escribió numerosos textos y casi todos obtuvieron un éxito inmediato. Entre ellos cabe mencionar, además de la obra citada, Fenomenología de la conciencia moral (1879), Filosofía de la religión (1881, v.), Estética (1886-87), Doctrina de las categorías (1896), Historia de la metafísica (1899-1900) La psicología moderna (1901) y Sistema de filosofía (1906-09, v.). La filosofía de H., basada en Hegel, Schelling y, singularmente en Schopenhauer, constituye una de las reacciones neo-románticas más típicas frente a] victorioso positivismo de la segunda mitad del siglo XIX. Partiendo de la observación de hechos naturales, como los fenómenos de las vidas orgánica y psíquica, revelación de una finalidad intrínseca, H., con una concesión sólo formal a la metodología positivista dominante, cree poder llegar, por inducción, a la afirmación de un Principio Absoluto del mundo, el Inconsciente. En él confluyen los caracteres de la «Idea» hegeliana y de la «voluntad de vida» de Schopenhauer.
El inconsciente de H. es, indudablemente, voluntad que se realiza en el mundo; pero, asimismo, en ella y por ella, tiene realidad la Idea, como contenido suyo inseparable. De ahí la alternativa pesimismo-optimismo que se da en la obra de nuestro autor; considerados en su verdad fenoménica, en cuanto producto de la voluntad ciega, el mundo y la existencia son un mal radical; sin embargo, vistos en su necesidad ideal constitutiva, y luego en su desarrollo progresivo, aparecen como condiciones de la redención humana, del triunfo de la conciencia sobre la voluntad. Así, a través de Hegel, H. juzgó haber dado un fundamento de metafísica necesidad al ascetismo libertador de Schopenhauer, extendido del individuo a la especie.
T. Moretti Costanzi