Cratino

Hijo de Calimedes, fue el mayor poeta de la comedia ática arcaica anterior a Aristófanes; por ello, en la época helenística se le situó en la tríada de los grandes autores cómicos, junto a Eupoli y al ya citado Aristófanes.

Nació en Atenas, pro­bablemente entre 520 y 515 a. de C., y según Aristófanes, murió «en tiempos de la invasión espartana» del Ática, o sea en 425. Sin em­bargo, esta afirmación es sin duda aproxi­mada, por cuanto la obra de C. La tinaja (v. Comedias), la última y acaso la más bella de sus obras cómicas, pertenece indu­dablemente al 423; nuestro autor acaso debió de morir uno o dos años después.

Su longevidad queda atestiguada por el seudo- Luciano (Macrob., 25); por lo demás, el mismo Aristófanes nos dice del antiguo poeta rival, en el espléndido y jocoso elo­gio del año 424 (Los caballeros, v. 553), que entonces era ya muy viejo.

Según la Suda, C. obtuvo a lo largo de su actuación nueve triunfos, seis en las^ Dionisíacas y tres en las Leneas, la primera en 453 — o sea cuando contaba más de sesenta años — y la última en 423.

De acuerdo con la tradición, debió de escribir veintiuna comedias; pero hasta nosotros han llegado veintiocho títu­los, algunos de los cuales le fueron atribui­dos erróneamente por la Antigüedad.

Ge­nial en la inspiración, muy audaz en los ataques dirigidos contra Pericles y Aspasia — por cuanto era favorable a Cimón —, vio­lentísimo en la sátira, áspero en las críticas y extremadamente severo en los juicios, hasta el punto de tener a Arquíloco por modelo e inspirador de su poesía, C. ha sido considerado siempre el primer poeta que dio a la comedia una verdadera digni­dad literaria.

Del gran aprecio que le dis­pensaron el público ateniense y, particu­larmente, los comediógrafos áticos de la generación sucesiva nos habla Aristófanes cuando, en Los caballeros (w. 526 y ss.), afirma que nuestro autor, «muy aplaudido, fluía cual un río desbordado a través de las llanuras y, socavándolos, arrancaba encinas, plátanos y… rivales», y que en los ban­quetes sólo se oía cantar los versos de C.

Vencido en 425 y 424 por Aristófanes y acu­sado por el joven competidor de que vaga­bundeaba por la ciudad cual un viejo beodo siempre «muerto de sed» y merecedor de la piedad de los atenienses, un año después vengóse con La tinaja; alegando que «quien bebe agua no crea nunca nada bello» y que el vino ayuda al genio cómico, se de­fendió con un ardor tan impetuoso y con­vincente que los ciudadanos de Atenas le otorgaron el primer premio, en tanto Aris­tófanes, el acusador, hubo de contentarse con el tercero.

G. Morelli