Nació el 30 de enero de 1661 en París, donde murió el 14 de agosto de 1741. Hijo de un cuchillero e inducido al oficio paterno, un benedictino al cual ayudaba en la misa, impresionado por el talento natural del muchacho, le facilitó los estudios. Aun cuando recibiera la tonsura. prefirió la enseñanza a las órdenes; inició su actividad docente en el colegio de Plessis, y en 1688 llegó a la cátedra de elocuencia del Collège de France. En 1694 fue nombrado rector de la Universidad de París, cargo que desempeñó durante dos años; en 1699 obtuvo la dirección del colegio de Beauvais, y en 1701 ingresó en la Académie des Inscriptions. De temperamento suave, pero firme, no ocultó sus simpatías hacia los jansenistas, y ello aun cuando tal inclinación le costara el cargo de Beauvais, el rectorado de la Universidad, para el que había sido elegido nuevamente en 1720, y la posibilidad de llegar a la Academia Francesa.
Admiraba fervorosamente a los clásicos; pero oponía al pasado ilimitadas esperanzas en el futuro. En 1715 su edición de Quintiliano anunció las posiciones que luego discutió en el Tratado de los estudios (1726-28, v.) acerca de la enseñanza y de los principios educativos que con tanto amor elaboró y llevó a la práctica. En los estudios históricos siguió la tendencia que, alejándose progresivamente de la historia eclesiástica, se interesaba cada vez más por Roma (Histoire ancienne, 1730-38; Historia romana, 1735-42, v.). Durante los últimos años de su vida acercóse todavía más a los jansenistas, protestó sin temor contra la bula Unigenitus y creyó en los milagros del diácono Páris, muerto en 1717 y venerado por los adeptos del jansenismo como santo.
La integridad de su carácter, perfectamente humano y cordial, y su modestia unida a una cultura vasta, aun cuando no profunda, explican el elevado aprecio en que tuvieron a Rolun sus contemporáneos, desde Voltaire hasta Montesquieu, y cuantos en la segunda mitad del siglo XVIII recordaban todavía su noble y simpática figura.
S. Morando