Chang T’ing-Yü

(apelativo honorífico, Hêng Ch’en; sobrenombres, Yen Chai y Tûng huai Chu-jên).. Nació en Pekín el 29 de octubre de 1672 y murió el 30 de abril de 1755.

Era hijo de una familia procedente de Anhui, pero establecida en la capital, donde el padre, gran secretario del Imperio entre 1699 y 1711, actuaba como redactor en la Academia Han-lin («bosque de Pinceles»), máxima institución intelectual de China, fundada en el siglo VIII. Doctorado en 1700, fue ministro favorito de los emperadores K’ang Hsi y Ch’ien Lung desde el citado año hasta 1737 y desempeñó numerosos e importantes cargos.

En 1739 se le confió la misión de completar la Historia de los Ming (v. Mingr Shih), ya iniciada en 1679 y que Ch. llevó a término en 1742, con la colabo­ración de un grupo de cincuenta y ocho escritores por él dirigidos. Fue rico y apre­ciado, recibiendo muchas dádivas, entre las que figuró el bellísimo jardín Têng huai (de donde el sobrenombre).

Sin embargo, su estrella empezó a palidecer en 1741, año en que se le acusó de favorecer excesivamente a sus íntimos. En 1750 perdió todos sus títu­los, excepto el de gran secretario, que man­tuvo hasta su muerte.

Descubierta luego una conjuración en la que incluso su hijo resultó complicado, tuvo que devolver los obsequios recibidos. No obstante, una vez muerto (1755), su nombre fue inscrito en la Sala Imperial de los Antepasados, honor no alcanzado por ningún otro funcionario chino. Se le veneró con la donominación Wén Ho o «Armonía Literaria».

Además de colaborar en la obra citada, lo hizo asi­mismo en las nuevas ediciones de Li Chi, Chu Li, San Shih Ching, Êhr Shih Szû Shih, etcétera. Publicó también una colección de sus poesías y textos en prosa. Tuvo tres hi­jos, todos ellos doctores y literatos. Su tí­tulo póstumo, «Armonía Literaria», expresa plenamente la compleja personalidad de este hombre, que reunió en sí casi todos los cargos públicos y conocimientos literarios de la época.

Hasta su nepotismo resulta ín­dice de la mentalidad megalómana y orgullosa de muchos contemporáneos suyos, quienes abusaron de su prestigio con vis­tas a favoritismos e injusticias sociales.

B. Fedele