Chang Tsai

(Apelativo honorífico, Tzû Hu; sobrenombre, Hêng-ch’ü, de su homó­nimo pueblo natal). Nació en el distrito de Ta- ; liang (Honan) en 1020 y murió en 1076 bajo la dinastía de los Sung septentrionales (960- 1126), cuya capital era Kai-fêng (Honan).

Es el tercero de los cinco célebres filósofos precursores de Chu Hsi; los otros cuatro fueron Chu Tuxi-i, Shao K’ang Chieh y los dos hermanos Ch’êng Ming-tao y Ch’êng I-Ch’uan. Estos últimos son sus vulgarizadores. Todavía niño, pierde a su padre y él solo se inicia en la vida y en las ciencias filosóficas.

De joven empezó a dedicarse a temas militares y luego entregóse al estu­dio del Chung Yung; pasó posteriormente al budismo y por último, debido a la insis­tencia de sus queridos amigos y parientes los hermanos Ch’êng, volvió a los clásicos.

Alcanzada la graduación de doctor (Chin Shih), desempeña diversos cargos oficiales; pero luego, al enfermar, se retira al cam­po. Llamado por el emperador a la capital, sirvió durante algún tiempo más a la pa­tria; finalmente, disgustado con Wang An- shih, dimite de nuevo y abandona la vida pública.

Pocos días antes de morir, en una pequeña estancia conversaba todavía con los hermanos Ch’ êng acerca de sus teorías cos­mológicas. Su época asistía a una renova­ción social e intelectual. China se hallaba entonces invadida por las ideas llegadas de todas partes ya desde los tiempos de la dinastía Han (208 a. de C.-220 d. de C.) y, en particular, durante la T’ang (618-907).

Gobernaban los territorios del Norte los tár­taros Khitan (Liao); pero, sin embargo, las relaciones con la India y las regiones del Sudoeste eran normales y se comerciaba con el Japón e Indonesia.

Las teorías sociales, políticas, matemáticas y cosmológicas de los árabes y greco-indios se habían difundido ya por la China desde algún tiempo atrás. No obstante, a lo largo del período en cuyo transcurso vivió Ch., surgieron hombres que vacilaban entre la tradición antigua y el progreso.

En el ámbito político se formaron dos partidos: el conservador (Chiu-fa Pai), dirigido por Ssû-ma Kuang y U-yang Hsiu, y el innovador (Hsin-fa Pai), cuyo jefe era Wang An-shih, de tendencias socialistas.

En el campo especulativo, los cinco filósofos mencionados se inclinaban por la tradición, ajena ya al primitivo dualismo teísta e in­terpretada en un sentido monístico-panteísta; pero no todos ellos mantenían idéntica opinión: Chu Tun-i tendía a un monismo realista, Shao K’ang Chieh era francamente idealista y Ch., influido por el budismo, lo fue también primero, pero luego pasó al rea­lismo, a pesar de lo cual mantuvo las con­cepciones panteístas.

En cuanto a los dos hermanos, en quienes aparecieron sinteti­zadas las ideas divergentes de sus maestros, Ch’êng Ming-tao fundó la «Escuela de la Norma (Li Hsüeh), de matices realistas y continuada y perfeccionada por Chu Hsi algunos siglos después y Ch’êng I-Ch’uan la «Escuela de la Mente» (Hsin Hsüeh), de tendencias intuicionistas o idealistas, man­tenida por Lu Chiu-yüan (1139-1193) y, bajo los Ming, refundida y completada por el célebre Wang Shu-jên. La principal obra dejada por Ch. se titula Chêng Mêng (v.); en ella desarrolla su autor, con un criterio distinto, la teoría cosmológica expuesta en los «Apéndices» al I Ching (v.).

B. Fedele