Nació en Nápoles, probablemente en 1526 y murió en la misma ciudad en 1580. Estudió primero en Bolonia, después en Pisa — donde su padre Simone, filósofo y médico, desempeñaba una cátedra — y allí se licenció en Derecho el 19 de septiembre de 1552. Durante su estancia en Toscana trabó amistad con el historiador y erudito Paolo Giovio, quien le incitó a escribir La conjura de los barones (v.). Pensaba escribirla en latín, pero fue disuadido de ello por el cardenal Seripando que deseaba que la obra se dirigiera sobre todo a los súbditos para que no sintieran la tentación de sublevarse contra los señores. La lengua vulgar de Porzio, refinada por su contacto con el toscano, es la heredera de los modos y atributos de la historiografía humanística.
Su modelo preferido es Salustio, y la obra, aunque de modesto interés histórico (entre otras cosas, las causas de algunos hechos se atribuyen a la indignación celeste) debe su fama sobre todo a la pureza y al vigor del estilo, en el que Giordani reconocía «una de las más bellas prosas del dorado siglo XVI». De regreso en Nápoles, ejerció Porzio provechosamente la profesión de abogado, hasta el punto de poder adquirir el feudo de Centola que le procuró pleitos y molestias, y llegó a ser, en 1561, consejero del virrey. Murió sin haber podido empezar una proyectada monografía sobre la Liga de Lepanto. Una Storia d’Italia, continuación de la de Giovio, quedó interrumpida en el segundo libro. Escribió también una Relazione sulle piit, notabili cose che si contengono nel Regno di Napoli. Se ha perdido un Elogio di Pio V suyo.
G. Paparelli