Nació en torno a 1220 en Florencia, donde murió hacia 1295. Personaje del que habla Dante con afectuosa melancolía (Infierno, XV, 82-85) y a quien el gran poeta consideró su maestro, aparece, en cambio, escasamente mencionado en los documentos históricos. Fue notario y canciller de la municipalidad florentina y, ardiente güelfo, pidió ayuda a Alfonso X el Sabio contra el poder de los gibelinos. La derrota de los suyos en Montaperdi (1260) obligóle a permanecer en el destierro hasta que, seis años después, cambió la fortuna en Benevento. Durante el alejamiento de su país vivió casi siempre en Francia, y dedicóse a la literatura.
Así nacieron la Retórica (v.), vulgarización de Cicerón; el Tesorito (v.), breve poema alegórico incompleto, y Li livres dou Tresor (v. El tesoro), obra de carácter enciclopédico escrita en francés, lengua «la plus delitable et plus commune á toutes gens». Vuelto a la patria, desempeñó nuevamente diversos cargos públicos en Pisa y Florencia. En 1287 figuraba entre los priores de esta última ciudad; entonces debió de conocer y alentar al joven Dante. No resulta posible fechar el texto Favolello (v.), epístola en verso acerca de la amistad dirigida al poeta gibelino Rustico di Filippo y compuesta indudablemente luego del retorno a Florencia. Suele atribuirse a Latini el Epitafio (v.), que es, en realidad, una obra muy posterior. Dante, siquiera recuerde «la cara e buona immagine paterna» sitúa al autor en cuestión entre los pervertidos, la razón de lo cual, empero, no ha podido comprobarse en los documentos de la época.
F. Giannessi